Begin Again

Begin Again: Once again

Begin Again cuenta la historia de Dan -productor discográfico en horas bajas, tanto profesionales como familiares -, y la de Greta -compositora británica que vino a Estados Unidos con su novio, y fue olvidada cuando éste firmó un importante contrato con una discográfica. Historia de músicos y de música, como era de esperar  del director de Once.

Dan conoció el éxito, pero en la actualidad su vida es un desastre, se ha separado de su mujer, apenas conoce a su hija adolescente y su socio lo manda a paseo. Cuando ha tocado fondo oye cantar a Greta quien, abandonada por su novio, está a punto de volver a Inglaterra. Rápidamente surge un proyecto -grabar un álbum- que les devuelve la ilusión y les ayuda a rehacer sus vidas.

Hace siete años Once sorprendió a propios y extraños con una historia pequeña y entrañable que discurría al compas de la música de Glen Hansard. Begin Again, la nueva película de John Carney tiene en común que los personajes pertenecen al mundo de la música, como los cow-boys pertenecen al mundo del western, por lo demás, son gente normal que tiene problemas que hay que intentar resolver; en el caso de Dan un trabajo profesional, una visión del productor en el mundo de la discográfica moderna, una hija adolescente que cuidar, una esposa que reconquistar; … si se comparan las dos películas, cosa que es inevitable, aunque tal vez no sea necesario ni oportuno, Once gana con diferencia; la historia es deliciosa, los personajes  encantadores, la música extraordinaria.

Begin Again tiene un buen reparto, sin que los nombres eclipsen al director o la historia, entre los que se encuentran Hailee Steinfeld, la niña de Valor de ley, y la veterana y excelente Catherine Keener; los dos principales presentan algunas dificultades en estas latitudes: Mark Ruffalo lleva toda la vida interpretando a este personaje incómodo, auto destructivo, tal vez bien intencionado pero nada atractivo, pero es difícil empatizar con él; se le puede entender pero es difícil quererlo. En cuanto a Keira  Nightley, también es adecuada para hacer de británica en Estados Unidos, joven y con talento, pero tiene un club de enemigos que están dispuestos a discutirle cualquier mérito, incluso si sabe tocar un acorde a la guitarra. En definitiva, les falta la frescura de aquellos rostros desconocidos y arrebatadores de Once. Afortunadamente este escollo se presenta al principio de la película y poco después queda superado: los actores dejan que sus personajes hablen, conmuevan y dejen que sus conflictos se expresen a través de la música, sello de John Carney. La partitura de Gregg Alexander es notable, aunque no llegue a la calidad de lo que hizo Glen Hansard en Once.

Finalmente, también sello de este director guionista, Begin again se toma muy en serio los temas que trata, la música es parte de la estructura fílmica, pero el director no olvida que está contando una historia en las que hay una crisis matrimonial, una adolescente con problemas, o una crisis de pareja joven, historias de ideales profesionales, y demás, y no son fáciles de tratar ni de resolver, y este guionista director, una vez más, de forma poco convencional, sale airoso del paso.

No es Once, tampoco lo pretende, aunque le deba mucho; se trata de una película de un autor que pertenece al mundo de la música y por eso trabaja con los personajes de su mundo; de un autor que tiene una visión positiva de la vida, y que sabe repartir encanto.

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