Beginning

Beginning: Concha de Oro y casi llave de oro en San Sebastián

· Kulumbegashvil es, indudablemente, una virtuosa con la cámara. Es original y tiene algo que contar, pero todavía tiene que descubrir cómo llegar al público, al menos al occidental.

Beginning cuenta, más bien muestra, el periodo de crisis de Yana, actriz que dejó su carrera para casarse con David y ser la mujer intachable que apoya a su marido, predicador y líder de su comunidad de Testigos de Jehová. La película comienza cuando su templo es atacado con cócteles molotov. No hay víctimas, pero el templo ha quedado destruido y la policía no tiene ningún interés en atrapar a los responsables. Aunque no se menciona, resulta claro que la población es musulmana y los Testigos de Jehová son una anécdota en esa remota región de Georgia. En este contexto, Yana se cuestiona y busca encontrar un sentido a su existencia.

Beginning es una curiosa película, con elementos de gran interés y otros que no lo son tanto. Cabe señalar que es la ópera prima de la georgiana Dea Kulumbegashvil, que debía haberse presentado en Cannes -que no se celebró-, y que tuvo la alternativa en San Sebastián, donde consiguió la Concha de Oro, además de los premios a la realización, al guion y a la actriz. No me cabe duda de que la intérprete Ia Sukhitashvili hace una composición admirable; en cuanto a la realización tengo mis dudas.

Es cierto que la manera de trabajar de la directora es original y tiene una gran fuerza expresiva y estética: utiliza cuadros fijos, en su mayoría planos secuencia, y favorece el sonido fuera de campo. Consigue que la escena brutal de la cinta resulte discreta sin perder su significado. No es menos cierto que la película es demasiado larga y hay un momento en que su técnica resulta repetitiva y cansina.

La historia desconcierta por su planteamiento errático. Nos la presentaron como una denuncia al patriarcado, a la violencia machista y, en menor grado, a la intolerancia religiosa; no parece tal. La protagonista pasa por un periodo de crisis, alimentada por el ataque a su templo; y sufre una brutal agresión que tiene la misma calificación en cualquier cultura. Tal vez esté llena de alusiones que se nos escapan.

Kulumbegashvil es, indudablemente, una virtuosa con la cámara. Es original y tiene algo que contar, pero todavía tiene que descubrir cómo llegar al público, al menos al occidental.