Bloodshot

Crítica Bloodshot: Robocop 2.0

El soldado -naturalmente el mejor-, Ray Garrison y su novia han sido asesinados. Gracias a la nanotecnología una empresa -la corporación RST- lo reanima con el fin de tener a sus órdenes un supersoldado, indestructible: Bloodshot. Para mantenerlo bajo control han borrado sus recuerdos, y le han implantado otros. Pero Ray, o Bloodshot, conserva algunos recuerdos y se esforzará en saber qué le ocurrió, y vengarse.

Dave Wilson dirige su primera película después de llevar una larga carrera en los efectos visuales, por ejemplo en Los Vengadores, y está bien situado para saber que el presupuesto que ha manejado no daba para realizar una gran película de super héroes, acción y efectos, sino un simple show, y eso ha hecho: es una película de acción digna, apañada, entretenida si te gusta el género comic violento y, en general, más de lo mismo (muy bueno para los incondicionales de Vin Diesel).

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El guion está basado en los comics homónimos de la casa Vaillant, una versión tecnológicamente mejorada de Robocop, la nanotecnología mejora -y de qué manera- el resultado final; pero éste es, en definitiva, una simple máquina de matar, igual que en el tebeo, y la historia no da más de sí. La realización es correcta y utiliza el ordenador hasta la saciedad, lo utiliza muy bien, pero se trata de deja vu, nada sorprende. En realidad sí, hay una secuencia no informática, la del túnel, realmente excelente. Vin Diesel hace de sí mismo, y Guy Pierce es un gran profesional y está muy cómodo en el papel que le han asignado; los dos hacen mucho por sacar esta película adelante.

Un divertimento fácil sin más: violencia a mansalva, trama simple, personajes unidimensionales, ver y olvidar.