Brasserie Romantic: Hay amores que matan de tristeza

Un restaurante pequeño y coqueto, un poco pasado de moda, dirigido por una elegante mujer algo hierática y un prestigioso chef al que se le adivina un agitado pasado. Es la noche de san Valentín y un puñado de parejas se disponen a celebrar su amor entre delicias culinarias. El arranque de Brasserie Romantic, película belga que se estrena de tapadillo, no es espacialmente novedoso, podría incluso catalogarse dentro de un pseudogénero que son las películas de san Valentín.

Sin embargo, a pesar de la falta de originalidad, Joël Vanhoebrouck consigue aderezar un plato que, aunque sea más agri que dulce, se come con gusto. Parte de la culpa es un reparto coral que sabe estar en su sitio, nadie desentona, nadie grita más que otro. Un trabajo en equipo, como el de la cocina de un restaurante, por otro lado.

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También funciona la escritura de alguno de los episodios -especialmente el central protagonizado por la dueña del restaurante y un amor del pasado que irrumpe en la que se supone noche mágica de los amantes- y el ritmo de la película, muy ágil a pesar de que la película es más teatro que cine (la historia transcurre prácticamente entre las cuatro paredes del restaurante).

Dicho esto -vaya a ser que alguien se equivoque- hay que avisar que, más que ante una película de amor estamos ante una cinta de desamor. Una radiografía bastante triste de las relaciones de pareja. Un cuento nostálgico y algo decadente. Como la propia brasserie.

 

Ficha Técnica

  • Fotografía: Ruben Impens
  • Montaje: Alin Dessauvage
  • Música: Tuur Florizoone
  • Duración: 102 min.
  • Distribuidora: Surtsey
  • Público adecuadado: +16 años (S+D)
  • Estreno en España: 13.2.2015

Brasserie Romantiek. Bélgica, 2012

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