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Buena Vista Social Club

El tándem Wenders-Cooder nos ofrece un gran espectáculo

Buena Vista Social Club (1999), de Wim Wenders

Crítica de Buena Vista Social Club

Buena Vista Social Club | Wenders recobra el mejor pulso creativo de su filmografía en Buena Vista Social Club y nos demuestra su poderosa capacidad narrativa para expresar la riqueza de la condición humana.

La idea del compositor-músico Ry Cooder de recuperar la mejor música cubana de los años 30 y 40, y la posterior localización de sus intérpretes en la Cuba actual, está en el origen de esta producción donde lo musical se une a una exploración antropológica de personajes, repletos de humanidad, supervivientes de una sociedad vitalista. Su música, que es una expresión más de esa realidad, sobrepasa y deja en un segundo plano a la decadencia económica y social de un régimen político que ha fracasado en muchos sentidos.

El tándem Wenders-Cooder nos ofrece un gran espectáculo, -y no sólo musical, lo que ya sería suficiente-, pues la selección de canciones refleja la calidad y versatilidad de la música cubana de esta época. Pero es en el entrelazamiento de lo musical con la personalidad de sus creadores, lo que convierte esta obra en un trabajo brillante por la sencillez formal de su construcción al servicio de presentar la manifestación libre de los sentimientos, actitudes, ilusiones y decepciones de estos músicos, dotados de una maestría y profesionalidad que a pesar de su ancianidad nos admira y emociona.

Buena Vista Social Club, de Wim Wenders

Wenders recobra el mejor pulso creativo de su filmografía y nos demuestra su poderosa capacidad narrativa para expresar, con los recursos del lenguaje cinematográfico, la riqueza de la condición humana, más allá de cualquier tipo de fronteras.

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