Caminando entre las tumbas: Notas vibrantes en una melodía desafinada

Caminando entre las tumbas | Scott Frank (Minority Report, La intérprete, Morir todavía)  guioniza y dirige la adaptación de uno de los bestsellers del famoso escritor estadounidense Lawrence Block sobre el personaje de Matthew Scudder, expolicía alcohólico que trabaja como investigador privado sin licencia y al margen de la ley.

La saga da juego. Nada menos que 17 son las novelas sobre el detective –quien por cierto ya tomó carne de celuloide en 8 millones de maneras de morir, de Hal Ashby con guión de Oliver Stone– pero Scott Frank no arranca con buen pie. O mejor empieza y termina con buen pie pero se pierde por el camino.

La película cuenta con una buena atmósfera y la convincente interpretación de Liam Neeson como antihéroe taciturno que se mueve en la frontera entre la justicia y la venganza, la reflexión y el impulso, el remordimiento y el olvido. Tiene ingredientes de suspense y de thriller, malos débiles y cobardes y malos de verdad, sanguinarios traficantes de drogas que aportan una dosis de brutalidad bastante considerable, aunque más sugerida que explícita. Y en ese sentido entretiene. Pero adolece de falta de ritmo y tiene problemas de tono. Decae a mitad del primer acto y no se recupera hasta el tercero; la elección y rechazo de personajes y tramas provoca saltos narrativos que el director soluciona convirtiendo la investigación en una especie de gimkana, la dirección de cámara es poco respetuosa con la capacidad de observación del espectador…

Y es una pena porque hay secuencias felices –como el detonante que marcó su vida, la niña de rojo o las doce reglas de Alcohólicos Anónimos-, pero están como fuera de contexto.  

Ficha Técnica

  • Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
  • Montaje: Jill Savitt
  • Música: Carlos Rafael Rivera
  • Duración: 113 minutos
  • Distribuidora: eOne
  • Público adecuado: +18 años (VX-D)
  • Estreno en España: 31 de octubre de 2014

Estados Unidos, 2014. 

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