Capturing the Friedmans

Capturing the Friedmans: Demoledor docudrama

Capturing the Friedmans | Nueva York. Una familia judía acomodada y aparentemente feliz se hun­día en el abismo cuando, en 1987, el padre (dueño de una academia de informática) y el hijo menor fueron condenados por pederastas.

Los vídeos caseros de los Friedman y las numerosas entrevistas a los protagonistas con­figuran un demoledor docudrama sobre la desintegración de una familia, Gran Premio del Jurado en Sundance. Para algunos será un im­púdico y narcisista reality show. Otros apre­ciarán el empeño por enmarcar en la “normalidad” el horror de la degeneración. Otros verán un hábil alegato a instancia de par­te, un misil contra el sistema policial y judicial estadounidense. Yo creo que hay un po­co de todo.

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Por su interés para acercarse a la Capturing the Friedmans, ahí va un retazo de una entrevista concedida por Jarecki, que cuenta algo del origen de la película.

-Teniendo en cuenta que éste no es el film que en un principio tenías en mente, ¿cómo te sientes después de todos los cambios realizados y de ver la película resultante?

-Fue y aún continua siendo la cosa más fas­cinante que he hecho. No hay nada aburrido en ella. Parece un thriller, un film de misterio, así era como yo lo percibía cuando la es­taba haciendo. Cada vez que pensaba que te­nía todos los cabos de la historia perfectamente atados, aparecía algún dato nuevo que me rompía los esquemas y decía “esperad, creía que entendía eso”. Como cuando hablé con el abogado de Jesse, Peter Panaro. Era una persona muy comunicativa y siempre estaba disponible, pero de repente un día dejó de llamarme durante tres meses. Cosas como ésta pasaban continuamente.

-¿Cómo te enteraste del caso Friedman? ¿Se­guiste la historia desde el principio?

-¡No! Como ocurre muchas otras veces, fue algo completamente inesperado. Sabía que iba a hacer una película y me dije a mi mismo: “Debo hacer algo que sea un tema ligero, sencillo”. Empecé a preparar una película sobre payasos profesionales que trabajaban en fiestas infantiles en Nueva York. Me encon­tré con David Friedman, que es una de las per­sonas más importantes de Nueva York den­tro de este campo.

Cuanto más tiempo pasaba con David, ca­da vez era más fuerte la sensación que tenía de que me estaba ocultando algo, pensaba que no me estaba contando toda la historia (de su vi­da). Cuando le preguntaba sobre su familia me salía con historias muy ingeniosas (sobre ellos), pero todo sonaba incompleto.

Crítica de The Jinx