Caravana

Caravana: Tú a Nigeria, yo al Tíbet

En los últimos años, los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar han producido diversos documentales, casi todos interesantes. Quizá el mejor sea Caravana, brillantísimo trabajo del cordobés Gerardo Olivares, que lleva años dirigiendo ambiciosos documentales televisivos, como La Ruta de Samarkanda, Los fantasmas de Sulawesi o Mekong, el río de los nueve Dragos.

Caravana entrelaza dos fascinantes viajes de iniciación por las ancestrales rutas de la sal, expuestos de forma paralela y narrados en primera persona por sus protagonistas, ambos de 12 años. Pemba es un divertido e inteligente lama, que vive en un perdido pueblo del Tíbet y al que sus superiores envían a Katmandú para ampliar estudios. Atravesará así la cordillera del Himalaya con varios familiares y un rebaño de yaks. Por su parte, el joven tuareg Rabdoulah entrará en la madurez atravesando el peligroso desierto del Teneré (Argelia) en una caravana de 30 dromedarios, en la que también viaja su padre.

Rodado en vídeo digital, este documental de 86 minutos ofrece una fotografía y una planificación sensacionales, que sacan mucho partido a los imponentes paisajes y justifican su exhibición en los cines. Olivares llena de vida esos parajes a través del abigarrado retrato de dos culturas muy diversas, pero que comparten unos altos valores morales, un gran respeto por las tradiciones, verdadera devoción por la familia y un acendrado sentido religioso, reflejado en la película con admiración y emotividad.

Y todo esto expuesto sin énfasis, sin discursos, evitando las etéreas exposiciones al gusto «New Age», dejando hablar a los personajes reales, que a menudo inundan la pantalla de risas y hasta carcajadas, como cuando Pemba indaga sobre el yeti. Una película de gran interés cinematográfico y antropológico, a la que sólo cabe reprochar alguna premiosidad y un desenlace muy abrupto.