Charlotte Gray

Habría que leer la novela, pero se intuye que el guión adaptado no ha sabido suplir la descripción psicológica que la novela original hace de Charlotte

Charlotte Gray

Charlotte Gray: A la guerra por amor

Charlotte Gray | En 1943, Charlotte Gray, una inglesa educada en Francia, se enamora perdidamente de un piloto, al que conoce casualmente. Su amor por él, le lleva a introducirse en el Servicio de Operaciones Clandestinas para poder ir a Francia, oficialmente a ayudar a la Resistencia, privadamente para buscar al amado.

La directora australiana Gilliam Amstrong (Melburne, 1950) alcanzó su mayor éxito con Mujercitas, una solvente versión de la célebre novela de May Alcott que Winona Ryder protagonizó en 1994. Para este melodrama bélico ribeteado de romanticismo ha contado -con todos los dedos de sus manos y sus pieses- con el tirón de una actriz de moda, su paisana Cate Blanchett, que por encima de las modas es una muy buena actriz. La Blanchett acepta la porfía y se adueña de la cinta, empezando por acaparar el título. Se le regalan tantos primeros planos a nuestra hermosa Galadriel, que uno llega a sonrojarse por la falta de contención de directora y maquilladoras: tan hiperpintada y empolvada resulta difícil creer que se trate de una espía que se hace pasar por criada en un pueblo francés de la Francia ocupada.

Charlotte Gray, de Gilliam Amstrong

Se nota en la factura de la película, desde la elegante y evocadora apertura, que no han faltado medios para rodar a lo grande, con exteriores en Inglaterra y Francia y el resto en los estudios Pinewood. Uno se arrellana en la butaca, escucha la rasposa voz de la Blanchett, contempla la estupenda puesta en escena y se frota las manos: peliculón a la vista. Pues no, que se le va hacer. Habría que leer la novela, pero se intuye que el guión adaptado no ha sabido suplir la descripción psicológica que la novela original debe hacer de la audaz y enamorada Charlotte, y la consecuente justificación de sus actos. La opción por sincopar la historia, haciéndola avanzar a toda máquina, provoca un estropicio en los conflictos, que no se justifican porque falta temperatura y evolución de los personajes principales (Cudrup es el otro). Cuando la película pisa suelo francés, se destapan las carencias de un guión frágil que caricaturiza los personajes masculinos encarnados por Cudrup (el comunista idealista y soñador) y Gambon (el ingeniero excombatiente), padre e hijo enemistados, poco verosímiles, aunque muy fotogénicos.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Dion Beebe
  • Montaje: Nicholas Beauman
  • Música: Stephen Warbeck
  • País: Inglaterra-Australia-Alemania
Suscríbete a la revista FilaSiete

Reseña
s
Profesor universitario de Narrativa Audiovisual, Historia del Cine y Apreciar la belleza. Escritor
Salir de la versión móvil