Che: Guerrilla

Soderbergh finaliza su  peculiar díptico hagiográfico del revolucionario de casi 5  muy aburridas horas, con una redundancia probablemente buscada, que logra su propósito: dormir a las ovejas

Che: Guerrilla (2008)

Che: Guerrilla | El Che de la selva

Che: Guerrilla | Sé que no es lo fundamental de la película. Pero después de ver las 5 horas es lo que me queda: tedio, aburrimiento somnífero… Es lo que más me ha sorprendido de esta segunda parte y del conjunto de las dos películas. Sobre todo porque si hay componentes innegables en la vida del Che son aventura, dinamismo, revolución… Pero Soderbergh (probablemente buscando la apariencia de objetividad) rueda todo con una distancia y una arritmia que lo único que logra es el bostezo desinteresado del espectador.

La película empieza con una decisión de guión que hace que el relato pierda interés y credibilidad. Si la anterior película acababa con Fidel y el Che a las puertas de La Habana, esta elimina el golpe de Estado y todo la posterior y traumática época del revolucionario como ministro de Agricultura; y salta directamente a la sorprendente huída de Guevara de Cuba.

Soderbergh explica que él no quería hacer una película sobre la revolución cubana, pero este razonamiento no parece suficiente. Parece evidente que a Soderbergh no le interesa nada de lo que pueda manchar la imagen mítica del revolucionario y por eso recorta la historia hasta hacerla tremendamente aburrida, aportando el exclusivo punto de vista de Guevara y su diario boliviano. Porque de las 5 horas de película hay 4 de una redundancia exasperante, del Che asfixiado corriendo selva arriba, selva abajo, junto con su tropa anodina (una pena desperdiciar tantos grandes actores con personajes tan poco definidos, con tan poco recorrido), unos hombres casi en trance a los que les bastan un par de frases carismáticas para obedecer a las (cuanto menos) arriesgadísimas órdenes revolucionarias.


Queda así una segunda parte todavía mucho más aburrida que la primera e igualmente hagiográfica, en la que merece la pena destacar el diálogo final del Che con un soldado boliviano sobre la libertad religiosa en Cuba como botón de muestra de la innegable, aunque algo disfrazada, condición propagandística de la película.

Con todo, hay que reconocer que Soderbergh ha conseguido lo que probablemente quería desde el principio, añadir una imagen en color a la propagandística foto de 1960, en blanco y negro, que Korda, sacó por cuenta del gobierno cubano y tituló Guerrillero heroico. Ahora, hay otra más: la suya, la de Benicio del Toro, levantando el fúsil con gesto melancólico. Tan mítica como la de la camiseta.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU., Francia, España, 2008
  • Fotografía: Peter Andrews
  • Montaje: Pablo Zumárraga
  • Música: Alberto Iglesias
  • Duración: 131 minutos
  • Publico adecuado: Jóvenes
  • Distribuidora: Fox
  • Estreno: 27 de febrero de 2009
Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil