Cielo de medianoche

Cielo de medianoche: Grav… osa

· Clooney se pega una galleta galáctica en una película de buena factura con un guion muy malo.

George Clooney se coloca a ambos lados de la cámara en esta historia que adapta una novela de Lily Brooks-Dalton. La historia tiene lugar en 2049 y pone en relación a un astrónomo en una estación de seguimiento en el Ártico y a una nave espacial tripulada que regresa de un planeta cercano a Júpiter. Algo muy gordo ha pasado en la Tierra hace tres semanas.

Bien fotografíada por el alemán Martin Ruhe, con un pulcro montaje del ganador del Oscar Stephen Mirrione, con la música lánguida de Alexandre Desplat la película tiene empaque. El reparto está muy bien y el diseño de producción es impecable. Pero…

Pero Clooney trabaja con un guion bastante malo de Mark L. Smith (El renacido): lo que se cuenta podría (debería, por misericordia con el espectador) durar media hora menos, y aún así, seguiría teniendo enormes problemas… Porque la premisa se come a los personajes que no logran dibujar algo parecido a un arco. Los intentos de Mirrione en pospro para dar un poco de vida al material (piensen en esa manera de empezar y acabar Cielo de medianoche con los créditos entrando secuencialmente, de esa manera elegante que gasta Clooney en lo que ha dirigido) no logran que la película tenga ritmo.

Los problemas narrativos de la cinta son tan intensos que solo se solucionan, parando dos, tres o cuatro veces para hacer otra cosa. Quizás Netflix cuente con esa estrategia porque va teniendo un buen número de películas de producción propia a las que les pasa lo que acabo de describir. No soy de los que están cerrados a los cambios. Sin asomo de pedantería, pretendiendo ayudar al que me lee, me atrevo a señalar que haber visto Cielo de medianoche de ese modo (con parones) me ayuda a ser indulgente con ella. De haberla visto de manera convencional, la pondría a caer de un burro. Tal y como la he visto, es pasable. Pero no es que se olvide pronto: es que ya la he olvidado.