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Ciudad de vida y muerte

Una película bélica, antibelicista y de gran belleza formal, llega a las pantallas españolas después de su paso triunfal por San Sebastián

City of Life and Death (2009)

Ciudad de vida y muerte: Una tremenda página de la historia de China

Ciudad de vida y muerte | 13 de abril de 1937. Según fuentes históricas, las tropas japonesas entran en la capital provisional de China, Nanking. Durante las seis semanas posteriores a la invasión, en los prolegómenos de la II Gue­rra Mundial, dan muerte a cerca de 300.000 chinos y violan en masa a decenas de miles de mujeres.

Estos hechos componen el argumento de la enorme película coral escrita y dirigida por el joven cineasta chino Lu Chuan (Gran Premio del Jurado del Festival de Tokyo por su anterior película Mountain patrol, 2004). Para su escritura Chuan llevó a cabo una larga labor de documentación, basada fundamentalmente en la lectura minuciosa del diario de uno de los personajes de la película, John Rabe, un dirigente nazi conocido como «el Schindler de China». Este diario, encontrado en diciembre de 1996, y el famoso libro titulado La violación de Nanking, de Iris Chang, junto con el visionado de miles de imágenes rodadas por los propios japoneses y testimonios escalofriantes de los supervivientes, componen el bagaje sobre el que construye este drama humano de des­proporcionadas dimensiones. Cuatro años de trabajo, entre ellos ocho meses de rodaje, son necesarios para sacar a la luz la que se puede considerar como la gran película del cine bélico asiático.

Hay quien encuentra reminiscencias de La lista de Schindler (1993) -por otra parte película preferida del realizador- y de Salvar al soldado Ryan (1998), también de Spielberg. Pero aunque haya ecos y el crudo inicio -25 minutos de pura guerra, sin un solo diálogo- trae a la memoria a la del soldado Ryan, estamos ante una recreación bastante personal, diferente.


Para ello Chuan ha puesto toda la fuerza en la potencia de la fotografía, rodada en blanco y negro usando el gran angular. Consigue una enorme belleza plástica que, a la vez, propicia la concentración en la esencia de lo que está pasando, sin distracciones inútiles que podría proporcionar la violencia del color. Al contrario de lo que uno espera de una película oriental, esta producción es ágil y se llevan muy bien los 135 minutos de metraje, en un montaje cuidado que juega con ralentizaciones y cámara en mano, envuelto en una banda sonora impecable e impactante.

Polémica, difícil y necesaria

La historia coral (menudo plantel de actores, todos perfectamente caracterizados) muestra la visión de los dos bandos -que nunca se han entendido entre sí- en un intento loable de respeto por la verdad. Se muestra la brutal degeneración a la que puede llegar gente normal, en este caso japoneses, en un ámbito tan irracional y repugnante como la guerra. Y aunque las humillaciones y la violencia se muestran continuamente, lo más duro tiene que ver con la vejación de múltiples mujeres, humilladas al extremo de perder toda su dignidad, forzadas para salvar a otros de su raza.

Esta difícil y polémica película (en Japón no se puede ver y en China también ha tenido detractores, al atisbarse algo el lado humano de los japoneses) desde luego se mereció el atronador aplauso que levantó en su paso por el Festival de San Sebastián, donde se alzó con la Concha de Oro a la Me­jor Película y la Concha de Plata a la Mejor Fotografía.

Ficha Técnica

  • País: China (Nanjing! Nanjing!, 2009)
  • Fotografía: Cao Yu
  • Montaje: Teng Yun
  • Música: Liu Tong
  • Duración: 135 m. Adultos
  • Distribuidora: Karma
  • Estreno: 1.1.2010
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Reseña
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Profesora universitaria de Cine Español y Estética Musical. Coordinadora Académica Área de Comunicación Universidad Atlántico Medio (Las Palmas de Gran Canaria)
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