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Confidencias muy íntimas

Escenas brevísimas, a veces casi sólo una imagen, que da movilidad a una historia que casi toda ella se desenvuelve, en un despacho, anticuado, de un asesor fiscal

Confidencias muy íntimas, de Patrice Leconte

Confidencias muy íntimas: Sandrine Bonnaire

Los carteles de propaganda recogen -como es usual- unas cortas frases eficaces de críticas internacionales: las tres coinciden en algo manifiesto: la preciosidad formal de la película; sin duda ha tenido mucho que ver en ello la fotografía del portugués Eduardo Serra, pero me refiero a la estructura del guión también: escenas brevísimas, a veces casi sólo una imagen, que da movilidad a una historia que casi toda ella se desenvuelve, en un despacho, anticuado, de un asesor fiscal. Sin duda la labor del director ha llegado aquí a un artificio muy sobresaliente.

Patrice Leconte (La viudad de Saint-Pierre, El hombre del tren) trabaja como director desde 1973, aunque me parece que aquí fue popularmente conocido a partir de El marido de la peluquera (1990) y, a partir de su éxito, se estrenó con retraso Mr. Hire, de 1989. Domina el lenguaje cinematográfico muy a su estilo: pero parece tener bien poco que decir: esas confidencias muy íntimas son, si usted me apura, una banalidad con la trillada amoralidad «al uso»; y la historia, pura literatura en el mal sentido de la palabra.

Menos mal que ahí está Sandrine Bonnaire. Con sólo nombrarla digo todo. Pero sólo apunto que hace el papel de doña Anna que va al psiquiatra. A su lado está el ridículo de Fabrice Luchini; me atrevo a pensar que Leconte le contrató por lo ridículo que es (o fue Catherine Deserbais, la del casting): así tenía que ser su papel, y «lo borda». Además ha mejorado muchísimo como actor, pero eso no quita para que nada en él deje de ser ridículo. Es un contraste abisal entre la brisa fresca (bon aire) de Sandrine y un repollo pasado con cinta rosa y oro.


Por todo esto, el primer final, triste, que no lo es, sino coherente –c´est la vie!-, debería haber sido el final. Hay varias conclusiones, como si alguien no se decidiera a acabar la historia. ¡Pobre Anna, vaya final le han impuesto!


Confidencias muy íntimas (Confidences trop intimes)

Francia, 2004

Ficha Técnica

Fotografía: Eduardo Serra Montaje: Joëlle Hache Música: Pascal Estève Distribuidora: Vértigo

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