Corre como una chica: Aprovechar el hueco

· Crítica Corre como una chica | Estreno 26 de junio de 2020.

· Del guion se encargan Andrew Knight y Elise McCre­die, ambos con experiencia en películas y series.

Rachel Griffiths -actriz australiana de 51 años a la que vimos interpretar a la madre del soldado Desmond Doss en Hasta el último hombre– se estrena en la dirección con una película sobre un acontecimiento deportivo bien conocido en su país. Se trata de la victoria de una mujer, el 3 de noviembre de 2015, en la principal ca­rrera de caballos que se celebra anualmente en Melbourne. Michelle Payne tiene actualmente 34 años y de­jó de competir en 2017 para convertirse en entrenadora y criadora de caballos.

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Del guion se encargan Andrew Knight y Elise McCre­die, ambos con experiencia en películas y series. Knight escribió la excelente Hasta el último hombre (2016) y la desastrada El maestro del agua (2014).

Una historia real, decíamos, y además muy reciente. Tan­to que Stevie Payne, hermano de Michelle, se interpreta a sí mismo en la película. Asunto más sustancioso de lo que podría parecer, porque Stevie, que tiene Síndrome de Down, vive con su hermana y ambos se dedican a criar caballos.

La estrella es la actriz australiana Teresa Palmer, que como suele ser habitual en este tipo de películas tie­ne un parecido razo­na­ble con Michelle, incluso en la edad. El trabajo de Pal­mer es bueno, teniendo en cuenta que tiene que mon­tar a caballo y hacerse creíble como ji­nete de élite. Tam­bién porque a sus 34 años y con tres hi­jos en el mun­do interpreta a Michelle entre los 16 y los 32 años.

10 hermanos y una madre muerta

Los Payne son diez hermanos (Michelle es la última). La madre murió en un accidente de tráfico seis meses des­pués de tener a Michelle. Uno de los hermanos, Charlie, tiene Down. Son católicos practicantes. Se casan y quie­ren tener hijos. Ocho de ellos fueron jinetes profesionales. La directora tiene los hechos muy cerca y no cam­bia la historia.

Griffiths no tiene experiencia como directora y eso se nota, aunque la montadora sea nada menos que Jill Bil­cock (Moulin Rouge, Romeo + Julieta, Camino a la per­dición). El uso de la música es ramplón. Pero hay que te­ner en cuenta que Ride Like a Girl no es, ni quiere ser, The Rider, una pequeña y muy valiosa película indie. Es ci­ne comercial, rodado para gustar a un público amplio. Y con esa estrategia la película funciona muy bien.

Sorprende positivamente que el guion no vaya por el muy pisado terreno sensiblero de yo y mi jamelgo… Para eso ya tuvimos la insuperable El corcel negro (1979), gran­dísima película de Carroll Ballard, producida por Fran­cis Ford Coppola. Tampoco va por la senda muy pi­sada de la relación padre-hija, entrenador-deportista, ten­tadora opción teniendo en cuenta que Sam Neill es un actor muy solvente y su personaje resulta bastante in­teresante… No es menos inteligente prescindir de pla­nos bonitos de Teresa Palmer, una mujer muy hermo­sa (inolvidable su aparición en Knight of Cups, la gran pe­lícula de Malick), porque asume que al lado de cualquier caballo es el doble de guapa.

Total, que la película se ve bien, está bien rodada, pro­ducida e interpretada. Tiene algunos momentos logrados que serían más con un realizador más experto. Es pa­ra todos los públicos y eso no es malo. No es blanda ni du­ra: es real como la vida que cuenta. Me gustó. Al que no le guste (la película o esas vidas), que la vea o no la vea. Que viva y deje vivir. Pero sobre todo, por favor, que no nos perdone la vida.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Martin McGrath
  • Montaje: Jill Bilcock, Maria Papoutsis
  • Música: David Hirschfelder
  • Duración: 98 min.
  • Público adecuado: Todos
  • Distribuidora: Bosco
  • Australia (Ride like a Girl), 2019
  • Estreno: 26.6.2020
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