La invitación, de Susana Casares: La mirada

· Con buen pul­so narrativo, La invitación se hace eco del dolor, la mar­ginación y la desesperanza para proponer a la juventud como símbolo de una realidad mejor.

La cámara nos aproxima al comedor de un colegio y re­gistra la mirada ausente de Silvia, una niña solitaria que busca la complicidad de sus compañeras de clase, pe­ro no la encuentra. La pequeña esconde un secreto que impide la cercanía con ellas. Para derribar esa actitud de indiferencia que sufre, debe invitarlas a dormir en su casa y ello desvelará el misterio de su hogar.

La invitación (2016), de Susana Casares, trata de la amis­tad en la infancia, etapa que define la formación de nuestro comportamiento futuro. Los ojos de una ma­ra­villosa Patricia Arbues nos guían por una compleja tra­vesía existencial que tiene como trasfondo la crisis eco­nómica.

La obra de Casares pone su acento en el universo in­fan­til y en su entorno social, como hizo en Lily (2011) y en Tryouts (2013). Ahora, deja una historia íntima que se acerca al núcleo familiar y enfatiza el impacto de la cri­sis en el comportamiento de una niña que sufre las secuelas de esta sangría sin entender las causas de la mar­ginación social en la que vive.

La cineasta descubre el drama de esta familia con un plan­teamiento honesto que se apoya en una elegante es­tética y en el virtuosismo de unos planos que representan simbólicamente la desoladora realidad en la que se cría Silvia. Ayuda también la luz de Javier Agirre, que potencia este relato de sueños infantiles y también de tragedia.

Un momento cumbre de la cinta es el de la llegada de las niñas al «hogar», esa caravana escondida en el jardín don­de la madre escenifica la representación teatral de sus vidas. Susana Casares desliza su aguda mirada hacia un submundo por el que puebla una familia abocada a un destino sin horizonte.

La contemplación serena de ese portento que es Patricia Arbues transmite la dignidad del futuro soñado. Es la figura clave de un filme que concede presencia a la búsqueda de la integridad del ser humano. Con buen pul­so narrativo, La invitación se hace eco del dolor, la mar­ginación y la desesperanza para proponer a la juventud como símbolo de una realidad mejor.

Susana Casares nos habla, en última instancia, de re­tos, sueños e imponderables de la vida y de cómo son ob­servados y superados por una niña que es una joya pa­ra el cine español.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Javier Agirre
  • Montaje: Cristina Laguna
  • Música: Robert Lydecker
  • Sonido: Alberto Pacheco
  • Dirección de Arte: Montse Sanz
  • Duración: 14 min.
  • Público adecuado: +7 años
  • Productora: Avalon PC
  • España, 2016
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