Crazy, Stupid, Love

Crazy, Stupid, Love: El amor tiene sus reglas

Cal y Emily son un sólido matrimonio… hasta que Emily confiesa que ha tenido una aventura y que quiere pedir el divorcio.

Jacob es un consumado mujeriego con una curiosa filosofía sobre la pareja. Hannah es atractiva e inteligente pero está comprometida con el tipo más soso e insoportable que uno se pueda echar en cara. Bernie tiene once años y está enamorado de su niñera…

Hablar de la tendencia de la comedia romántica a cruzar historias o de la herencia de Love actually sería entrar en terrenos trillados que rozan el tópico. Aunque la realidad, es que el formato de mezclar personajes resulta muy socorrido cuando lo que se quiere contar es que, en cuestiones amorosas, hay quien se comporta como un loco, como un estúpido o como las dos cosas juntas.

Ni la historia ni la estructura son originales, por eso esperaba muy poco de esta comedia que, sin embargo, está un poco por encima de productos similares. En primer lugar, por el nivel de la interpretación. Que los secundarios sean Kevin Bacon y Marisa Tomei dice mucho del nivel del reparto (aunque es una pena que esta estupenda actriz se esté encasillando tanto).

Tanto Steve Carell como Julianne Moore han demostrado más de una vez que se mueven bien entre las paredes de la dramedia romántica (que esto es la película, a pesar de algunos guiños de humor más básico), Emma Stone está bien y Ryan Gosling resulta creíble como gigoló (hasta para los que lo seguimos viendo como el protagonista de la notable Lars y una chica de verdad).

En segundo lugar, sorprende que, en medio de la frivolidad de la cinta, Crazy, Stupid, Love lance unos cuantos avisos a navegantes bastante sensatos: el amor tiene sus reglas y ni la infidelidad ni la promiscuidad son ninguna de ellas: las víctimas del divorcio son los hijos y el amor para toda la vida es un ideal difícil pero muy gratificante. Habrá quien lo llame moralina y falta de realismo. Tal y como está el patio vital y cinematográfico, yo casi lo llamaría originalidad.

Lo mejor: El reparto.

Lo peor: Sobra sal gruesa, falta elegancia.