Criminal

Criminal: Sí, criminal

· Criminal | Hay veces que te pre­guntas si en vez de presentar cosas «criminales» y prescindibles, no valdría la pena estrenar películas mejores que no se han podido ver y tienen el gancho de ac­tores muy reconocidos.

Otra película a la sombra de Bourne. Los guionistas de La Roca (1996) y Doble traición (1999) no se estrujan mucho la cabeza y usan tres o cuatro neuronas ca­da uno para desarrollar este thriller con programas de ex­perimentación ultrasecretos que crean voluntaria o in­voluntariamente tipos que te lían un conflicto inter­na­cional con un boli Bic y la III Guerra Mundial con 5 mi­nutos enganchados a una wi-fi…

La película acumula tiros, persecuciones, helicópteros, malvados de la CIA y científicos sin ética y poca es­tética. Todo rociado de colonia de garrafón marca «Cons­piración y/o todo vale en USA para luchar contra los malos». La cosa es muy hombruna y hay dos mujeres para despistar.

Un subgénero, un territorio cinematográfico más pisado que la cinta de correr de un gimnasio de la planta ba­ja de un rascacielos de Manhattan. A los 60 años, Cost­ner tiene que vivir, porque dos Oscar y un Globo de Oro no pagan la universidad y los colegios de sus seis hijos. Su trabajo aquí es pura rutina y la empatía, ca­si imposible.

Lástima, porque el reparto es vistoso, la factura correcta y la película anterior del israelí Vromen (The Ice­man), estrenada en 2012, mucho más interesante. Co­sas del negocio, esa película basada en un caso real de un asesino a sueldo, que gustó en Venecia donde re­cibió muy buenas críticas, no se estrenó en España, a pesar de tener un repartazo con Michael Shannon, Wy­nona Ryder, Ray Liotta y Chris Evans, y de tener un tráiler que casi te lleva directamente al cine.

Me di­rán ustedes que soy pesado y que cuál será la mos­ca que me ha picado: The Iceman no se ha editado en DVD en España, no está en Wuaki ni en Netflix. Es­tá solo en Movistar Plus. Asombroso. Hay veces que te pre­guntas si en vez de presentar cosas «criminales» y pres­cindibles, no valdría la pena estrenar películas mejores que no se han podido ver y tienen el gancho de ac­tores muy reconocidos.