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Cadena de favores

Haley Joel Osment, con su nombre de cometa, es capaz de eclipsar a cualquier actor adulto (ya lo hizo en El sexto sentido)

Cadena de favores, de Mimi Leder

Cadena de favores: La capacidad de darse a los demás

Ésta es una de esas cintas que nos recuerdan que Hollywood sabe también hacer películas que no sean catálogos de efectos especiales. Ésta es más bien una historia de afectos especiales, de personajes solitarios y contradictorios, inmersos en un mundo que les arrastra por momentos. Es una película sencilla que transcurre en Las Vegas, capital mundial del juego, donde el destino se deja a la suerte y todo gira alrededor del dinero; y es precisamente allí donde va a surgir esta historia que trata sobre la gratuidad, sobre el dar sin recibir nada a cambio. Que habla de la capacidad del hombre para domar las circunstancias que le rodean, en fin, sobre la libertad y el bien.

La acción se desencadena cuando el profesor Eugene Simonet hace la siguiente pregunta a sus alumnos: “¿Cómo podemos cambiar el mundo?” Aunque para el profesor es una pregunta rutinaria cuya contestación sería simplemente “de ninguna manera”, para uno de los chicos esa no es la respuesta adecuada, y está dispuesto a demostrarlo.


Temas que podrían ser tratados de forma banal o con complicados esfuerzos filosóficos, se concretan en una serie de personajes muy bien trazados tanto por el guión como por la dirección. Mimi Leder (Deep Impact) hurga en sus vidas. Plantea abiertamente un melodrama pero logrando con habilidad evitar lo sensiblero, realizando una de las películas actuales más interesantes. La directora demuestra su buena mano con los actores, y para ello se rodea de tres de los más cotizados. Helen Hunt es una de las actrices que mejor saben escuchar: en el cine no sólo hay que hablar, sino también escuchar, y ella lo hace como nadie. Hunt sabe mantener su papel de madre sufrida en lo dramático, pero dotándolo de pinceladas de humor que equilibran el personaje y que hace que en ningún momento su papel se venza hacia la tragedia ni la comedia. Kevin Spacey refleja el estancamiento vital de un profesor desesperanzado que tiene quemada algo más que la cara, y cuya vida consiste en pasar continuamente a los demás la pelota de cómo lograr la felicidad. Por último, Haley Joel Osment, con su nombre de cometa, es capaz de eclipsar a cualquier actor adulto (ya lo hizo en El sexto sentido), y con su aparente falta de esfuerzo parece que los papeles se los hacen a medida.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Oliver Stapleton
  • Música: Thomas Newman
  • Montaje: David Rosenbloom 
  • País: EE.UU.
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Reseña
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Escritor de relatos de terror y misterio, y guionista de cine y televisión. Admirador de Ford, Kurosawa, Spielberg y Hitchcock, no necesariamente en este orden
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