Tiovivo C. 1950

Tiovivo C. 1950: Nostalgia colmenera

Tiovivo C. 1950 | El director madrileño de 60 años cierra un trío de melodramas de época en el que -para mi gusto- ha ido de más a menos. Después de Historia de un beso, estaba por ver si Garci rectificaría el rumbo en busca del pulso de sus mejores películas (El crack, El abuelo). Su decimocuarto largometraje (que ha sido preseleccionado para representar al cine español en los Oscar) es un arriesgado y ambicioso intento de emulación del mejor Sáenz de Heredia (Historias de la radio) que mete en la batidora a Galdós, Baroja, Cela, Neville y Berlanga.

El director de Asignatura pendiente ha escrito, con Valcárcel, un guión-colmena por el que deambulan como fantasmas unos personajes que parecen querer escapar del rigor de la mortaja en cuadros declamativos breves e inconexos, asemejables a las piezas de un poliédrico sainete costumbrista. La nostalgia y la intertextualidad tienen barra libre, dañando el ya de por sí endeble armazón dramático de una cinta muy descompensada en los conflictos que plantea.

En Tiovivo C. 1950 los numerosos actores hacen lo que pueden, sometidos a un texto que casi siempre linda con la vergüenza ajena e impide plantearse cualquier cuestión de fondo. El amplio reparto se empeña en breves cuadros costumbristas que se hacen bastante pesados en su recurrente tono empalagoso (el relato onomatopéyico del mecánico que interpreta Landa, el toreo de salón o la versión del legendario Cheek to Cheek de Sombrero de copa…). Cuidado diseño de producción para un ramillete de historias marchitas que hubiera ganado con una buena poda. La película, que intenta trasladar al espectador una visión emocionada de la vida madrileña en los años de la posguerra mundial, puede gustar a los que vieron con agrado Historia de un beso: el tono es casi idéntico aunque más ominoso.

Tiovivo C. 1950

España, 2004