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Una cuestión de género

Sin didactismo, e insistiendo en los aspectos humanos y familiares, Mimi Leder narra la historia contra la discriminación de la mujer en los 50 y 60 de Ruth Bader Ginsburg

Discriminación

· La directora de Una cuestión de género, Mimi Leder, se identifica con su protagonista: también ella es judía y una de las primeras mujeres de la escuela de cine que tuvo que abrirse un camino nada fácil.

Ruth Bader Ginsburg, en la actualidad juez del Tribunal Supremo norteamericano, contribuyó decisivamente a cambiar las leyes que, en Estados Unidos, discriminaban por razón de género. Esta película cuenta quién fue Ruth Ginsburg, cuál era la sociedad en la que se crió, y cómo se enfrentó a los tribunales, y ganó el caso que abrió la puerta a una mayor igualdad.

Ruth Ginsburg estudió derecho en Harvard en los años cincuenta, con su marido Martin Ginsburg. Fue número uno de su promoción y no lo tuvo fácil; tenía que cuidar de su hija Jane y, durante dos años, ayudar a su marido, gravemente enfermo de cáncer. En Nueva York no encontró trabajo como abogado, por ser mujer. Tuvo que conformarse con ser profesora. En sus clases estudió y analizó con sus alumnos las leyes, muchas, que discriminaban por razón de género. En los años setenta, en plena guerra de Viet Nam y movimientos de protesta, surgió la ocasión: negaron a un varón que cuidaba a su madre una subvención a la que tenían derecho solo las mujeres, era una discriminación por razón de género. Ruth Ginsburg utilizó el caso como cabeza de puente.


Hay dos anécdotas interesantes en torno a Una cuestión de género: hace algo más de medio año se estrenó un documental titulado RBG, por sus iniciales, en torno a esta mujer, y es un candidato al Oscar al mejor documental; la historia no es muy diferente, es bastante precisa, el guion es de Stiepleman, sobrino de la juez, quien conoció la historia de primera mano, en su casa. Se nota que los personajes, todos ellos, están escritos con cariño y, además, no hay didactismo sino una historia de superación: Ruth es presentada como una luchadora, mostrado con actos, no con historias: en la universidad, en casa -grandes discusiones con su marido y con su hija rebelde-. Su marido no es un comparsa; y hay química entre los protagonistas Felicity Jones y Armie Hammer quienes, por cierto, merecen un premio por su actuación.

La directora de Una cuestión de género, Mimi Leder, de la escuela de Spielberg, se identifica con su protagonista: también ella es judía y una de las primeras mujeres de la escuela de cine que tuvo que abrirse un camino nada fácil. Ha sabido insistir en los aspectos humanos y familiares de la historia y no caer en una propaganda fácil, sino en el punto central, los tiempos cambian y una situación que fue aceptable en su momento, si se mantiene, puede ser profundamente injusta. Muestra de una manera interesante que algunos de los temores de aquellos que se negaban a cambiar la legislación han resultado ciertos. Podían tener razón en ese punto, pero se equivocaban en los medios para prevenirlo.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Michael Grady
  • Montaje: Michelle Tesoro
  • Música: Mychael Danna
  • Duración: 120 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: eOne
  • EE.UU. (On the Basis of Sex), 2018
  • Estreno: 22.2.2019
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.
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