You´re the one

En You´re the one, Garci ha conseguido alargar la brillantísima realización de los 5 primorosos minutos con los que se abre La herida luminosa

You´re the one (Una historia de entonces), de José Luis Garci

You´re the one: Garci se mete entre los grandes

A mí, que conste, la película de Garci que más me convence es La herida luminosa (1997). Un título que adolece de un defecto -a mi juicio- habitual en el buen cine de este hombre sensible, que ha educado bien su gusto en lo mejor del cine americano. Me refiero a la tendencia de Garci a irse por las ramas en detrimento del tronco. Subtramas, anécdotas y personajes secundarios son las ramas; la historia y los protagonistas son el tronco, que debiera -cual río- recoger los caudales de los afluentes.

En You´re the one, Garci ha conseguido alargar la brillantísima realización de los 5 primorosos minutos con los que se abre La herida luminosa. Muchos han dicho que la película elegida para representar a España en la carrera del Oscar a la mejor película en lengua no inglesa es melodrama clásico americano reinventado. Tengo muchos peros para enfrentar -cordialmente- a esa afirmación. You’re the one es una película de quebranto interior, de perdedores, contada muy a la europea. Hilando fino, Garci y su inseparable Valcárcel beben del manantial de Bergman, Dreyer y el Rosselini de Viaggio in Italia. El montaje y la planificación de You´re the one, con esos fundidos reiterados, esa demora en la captación de los cuerpos y las almas, esas secuencias de paso por superposición de planos, no es Hollywood. El ritmo y las rimas internas de You´re…están en la linde de Gertrud, más que en la endiablada agilidad emocional de Notorius y Rebeca, diluvios románticos del gran Hitchcock.

A estas alturas de mi comentario, me pregunto cuántos directores vivos españoles son capaces de suscitar un debate estético -el otro, el moral, viene ahora- de pareja sutileza. El otoño nos ha traído varias películas que conforman una hermosa flota, que cualquier puerto del buen gusto se honraría de ofrecer muelle y amarra: El camino a casa de Yimou, Infiel de Ullmann, Bailar en la oscuridad de Von Trier.


La historia de Garci, ambientada por el sabio Parrondo en la España de los primeros 50, tiene una atmósfera de enorme fuerza evocadora, que sabe a versión asturiana del Manderley de Du Maurier, del Brideshead de Evelyn Waugh, del pueblo nórdico oscuro y ventoso que acoge el milagro de Ordet. Los personajes albergan una luz que sólo en contados momentos asoma por el hueco de los corazones nublados de unos seres heridos. Una luz que, de pronto, destella en los ojos y la sonrisa de Lydia Bosch, Miramón, Gutiérrez Caba y ese portento de actriz que se llama Ana Fernández. You’re… es una reflexión sobre el perdón y el amor, que sazonados con el transcurso del tiempo y la presencia de un niño que mira al futuro con ilusión (magnífica la contención de Manuel Lozano), es capaz de inventar futuro en color allí donde sólo parece haber sitio para el blanco y negro.

He de decir que el retrato del cura, Juan Diego de nuevo eminente pero no tan bien como en Fugitivas, hace agua por poco verosímil y bastante estereotipado. Compartiendo la apreciación de mi amigo Eduardo Torres-Dulce sobre la visión a lo Graham Greene (El poder y la gloria El fugitivo de Ford), opino que a Garci y Valcárcel les pasa factura su opción por descargar en un personaje apenas hilvanado, excesivo peso cómico y dramático a la hora de impulsar la historia. Como ya ocurrió en El abuelo, la secuencia en la sacristía antes de la misa es de sainete ramplón. No es por disculparle – ya he dicho antes que no estoy abonado a Garci-, pero creo que no hay mala intención en ese retrato caricaturesco del párroco. Simplemente, Garci retrata un cura que, de seguro, ha podido existir, pero que tiene poco espacio para parecer creíble; y eso es lo que puede molestar a más de uno.

You’re the one es un ejercicio de estilo encomiable, al que hay que agradecer su listón cultural y estético, capaz de obviar -casi siempre- tanto lugar común del cine español: la guerra civil en clave para enanos mentales, la recurrente iniciación sexual de un niño de pueblo, la fascinación por el cine y la literatura, la censura, etc. Suerte para You’re…, gracias por los peliculones de La 2, y temple en la lid por un oscar carísimo. Si Ullmann y Yimou se asoman por L.A., la cosa va a tener un altísimo nivel. Afortunadamente para José Luis Garci, Dancer in the dark está en inglés y no jugará ese partido.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Raúl Pérez Cubero
  • Música: José Nieto
  • Montaje: Miguel González
  • País: España
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Reseña
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Profesor universitario de Narrativa Audiovisual, Historia del Cine y Apreciar la belleza. Escritor
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