Inicio Críticas películas Crónicas diplomáticas

Crónicas diplomáticas

Son muchas las virtudes de esta película, pero está lastrada por los excesos didácticos y la falta de trama

Crónicas diplomáticas

Crónicas diplomáticas: Rococó parlamentario

Crónicas diplomáticas | Son muchas las virtudes de esta película, pero está lastrada por los excesos didácticos y la falta de trama

El Ministro de Asuntos Exteriores en Francia fi­cha al joven Arthur para ayudarle a redactar sus discursos. Pero hay que contentar a muchos con un lenguaje en el que destaca la vaciedad de contenidos y el estilismo versallesco.

A punto de cumplir 73 años, Bertrand Tavernier ha mostrado a lo largo de su carrera un inte­rés constante por la historia y la política (Capitan Co­nan, Salvoconducto, Ley 627, La vida y nada más). Esta vez aborda la superficialidad en el lenguaje diplomático desde un tono paródico, muy en la línea del reconocido cómic de Blain y Lanzac en el que se basa la historia. No es la primera vez que Tavernier utiliza el humor, ya lo hizo por ejem­plo en la fallida tragicomedia Que empiece la fies­ta (1975).


Crónicas diplomáticas obtuvo el premio al mejor guión en el pasado Festival de San Sebastián, donde logró ser una de las más alabadas de una sección oficial muy poco memorable. Aunque el libreto es excesivamente caricaturesco, hasta tal pun­to que más que planos parece que estamos vien­do viñetas, hay ingenio en bastantes diálogos pa­ra expresar cómo la diplomacia puede llegar a ser ridícula. Además, los actores logran exagerar con bastante talento, especialmente el protagonista, Thierry Lhermitte, un actor que ya demostró su capacidad cómica en La cena de los idio­tas (1998).

El problema es que, como nos contó el propio Ta­vernier, “Crónicas diplomáticas es una dramatiza­ción basada en la repetición. En el cómic original ya estaba ese tono tan divertido que procede de la redundancia en los diálogos. A mí este tipo de dramaturgia me encanta porque expresa la velocidad vital de un personaje que toma decisiones mien­tras habla sin parar, se repite, vuelve al mis­mo lugar”.

Sin embargo, esta insistencia en lo grotesco aca­ba resultando excesiva. La vaciedad del mensa­je que critica la película acaba siendo el defecto que anula la reflexión sobre ella. Durante un buen ra­to la película divierte y entretiene, pero no lle­ga a la inteligencia del espectador, quizás porque fal­tan contrapuntos y el personaje del joven principiante no tiene la fuerza antagónica necesaria.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Jerôme Alméras
  • Montaje: Guy Lecorne
  • Música: Bertrand Burgalat
  • Duración: 113 m.
  • Distribuidora: Golem
  • Público adecuado: +18 años
  • Francia (Quai d’Orsay), 2013. Estreno en España: 4.4.2014
Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil