Cuento de Navidad: Dickens, con D de 3 dimensiones

Cuento de Navidad | Las adaptaciones cinematográficas del célebre cuento de Dickens ya se cuentan por decenas. Desde que Walter R. Booth, en 1901, realizara la primera, titulada Scrooge; or Marley´s ghost, la gran pantalla ha acogido una veintena, desde las mudas, hasta otras más modernas, con paso por el musical y la animación. Lo que no habíamos visto todavía era a un señor Scrooge que se saliera de la pantalla en sus trepidantes vuelos por los aires. Supongo que era, simplemente, cuestión de tiempo.

Como ya había hecho con Polar Express (2004), Robert Zemeckis apuesta por la más avanzada técnica de motion capture. Y lo cierto es que el clásico de Dickens le ha proporcionado un suculento material para el despliegue del 3D: la ambientación de un Londres gélido y mísero como es siempre la ciudad de Dickens, el desfile de personajes pintorescos, la irrupción de lo fantástico y lo maravilloso, los viajes espacio-temporales en compañía de espectros, y toda una atmósfera de alegría navideña en unos casos y casi de terror en otros (atención con los más pequeños, pues hay escenas realmente siniestras).

El resultado es que los efectos especiales están constantemente presentes; casi llega a resultar molesto, porque es como si dieran golpecitos en el hombro al espectador para decirle “estamos aquí”, y le distrajeran de la historia. Además, con tanta tecnología digital, cuesta apreciar la interpretación de actores de la talla de Jim Carrey, Gary Oldman o Colin Firth, entre otros (no hace falta que les diga que si ven la versión doblada la cosa es mucho más llamativa).

La espectacularidad está lograda, sin duda. Pero queda la sensación rotunda de que la historia, el Dickens que no pasa porque es un clásico, no necesitaba de tanta tecnología para seguir gozando de extraordinaria salud y vitalidad.

Entre efecto y efecto, el guión merece ser elogiado por la fidelidad a la esencia del texto. Lógicamente, Zemeckis se toma la licencia de fantasear a su aire, sobre todo en algunas escenas que le proporcionan un festín especialmente suculento para los efectos especiales, como la persecución final de la muerte.

Dickens revisited

La marcación espacio-temporal ­-a base de recursos como las campanadas, los viajes astrales del señor Scrooge o sus vertiginosas caídas de la cama- está muy conseguida.

Al fin y al cabo la buena literatura ofrece la posibilidad de ser revisitada en todas las épocas y con distintos formatos. Lo que no es tan seguro es que la historia no vaya a perderse en medio de tanto tinglado y tanto vuelo por los aires (piensen en las polémicas casi cotidianas con la puesta en escena de algunas obras de teatro y óperas).

Aunque es probable que Dickens se sonriera si todo este despliegue tecnológico sirviera para hacer vivir su historia a algún que otro espectador que nunca haya pisado estos andurriales de la literatura. Seguro que veremos en estas Navidades nuevas ediciones del libro de Dickens, con un fotograma de esta película en la portada. Nunca es tarde, si la dicha es buena.


▲        Los efectos especiales cuando no se cargan la historia

▼        Los efectos especiales cuando se cargan la historia

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (A Christmas Carol, 2009)
  • Fotografía: Robert Presley
  • Montaje: Jeremiah O´Driscoll
  • Música: Alan Silvestre
  • Duración: 120 min.
  • Público Adecuado: Todos
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