Cuerpos especiales

Cuerpos especiales: Sandra comedianta

Cuerpos especiales. Sandra Bullock interpreta a la agente Ashburn del FBI, elegante, competente, dedicada en cuer­po y alma a su trabajo; pero mujer desesperadamente sola, y en el fondo insegura. Para con­seguir una deseada promoción debe atrapar a un capo de la droga que opera en Boston; precisa­men­te el caso que lleva la agente Mullins (Melissa McCarthy), con quien deberá colaborar. Mullins es una mujer muy segura de sí, gorda, grosera, con una terrible y alocada familia. A ninguna le gus­ta la otra, ninguna quiere ser la segunda. El res­to ya lo sabemos.

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Nada nuevo, es una fórmula que ha funcionado en las comedias desde que existe el mundo, y si­gue funcionando. Debo reconocer que después de lo que hizo Paul Feig en La boda de mi mejor ami­ga no esperaba nada, pero hay que hacerle jus­ticia, el dúo Bullock–McCarthy funciona de ma­ravilla a todos los niveles. Cada una crea un per­sonaje vivo y acabado y deja que se manifieste an­te la cámara y, sobre todo, ante su rival en cada mo­mento y en cada detalle, en lo físico y en los diá­logos. Y Paul Feig, consciente de que tiene un ma­terial de primera, se sitúa detrás de la cámara y deja que las actrices hagan su trabajo.

Como es lógico, la trama -tenue y errática- importa poco, es un pretexto para que las dos protagonistas se encuentren y salten chispas, hasta el mo­mento en que se decidan a colaborar; entonces el tándem funciona todavía mejor. Una curiosa ga­lería de personajes se cruza por su camino, salpicado de palabrotas y algunas situaciones chabacanas (lo de la traqueotomía es absolutamente asqueroso e indigno de un director de cine) que no hacían falta pero que parecen necesarias para el tal Feig.