Cyrano: Érase una vez un hombre… con ridículo cuerpo

· Crítica de Cyrano | Estreno 11 de marzo de 2022.
· La cámara de Wright se centra en Cyrano como no se había hecho antes y no expone a Dinklage.

Cyrano es un genial gascón: arrogante, pendenciero, filósofo, poeta… todo en él es desmedido, en un afán de quitar protagonismo a su nariz. En el fondo tiene un corazón sensible que guarda para su adorada prima Roxanne, a quien nunca se atreverá a confesar su amor, por razones evidentes. Roxanne le quiere como a un gran amigo y confidente, y le pide ayuda para Christian, un recluta novato, sin ingenio, pero apuesto, de quien se ha enamorado. El pobre Cyrano, por amor a su prima, acepta. No solo le ayuda a sobrevivir en el ejército, sino que le presta su ingenio para conquistarla a ella. Le escribe cartas sinceras en las que le cuenta su amor, pero las firma Christian.

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Cyrano es la obra de teatro francesa más representada y popular que existe, por encima de cualquiera de cualquier otro autor francés, incluido Molière. En el cine ha conocido múltiples versiones, dos de ellas particularmente agraciadas: la de 1950, de Hollywood, con José Ferrer, y la de 1990, francesa, con Gé­rard Depardieu. Recientemente, Cartas a Roxane reconstruía la época y la inspiración de la historia. La nueva versión, de la mano de Joe Wright, es acertada y rompedora.

Wright, recuerden, comenzó su andadura en el año 2000 en televisión, y en 2005 saltó a la pantalla grande nada menos que con Orgullo y prejuicio. Desde entonces no ha dejado de mostrar, casi siempre con acierto, una poderosa personalidad. Expiación o El solista son obras tremendas, difíciles, y de una ejecución magistral. Arriesga mucho aun a costa de no siempre agradar: su Anna Karenina es un perfecto ejemplo de ello: inteligente, original, diferente, fiel al libro y nada convencional. Su Cyrano tiene mucho que ver con su Karenina.

Antes de empezar conviene decir que el guion de Erica Schmidt está basado en un musical que escribió ella misma y que interpretó Peter Dinklage, su marido en la vida real. Ese material es petróleo en manos de Joe Wright, que puede reescribir la historia de Cyrano en clave contemporánea: la deformidad de Cyrano no está en su enorme nariz sino en su ridículo cuerpo. Se trata de algo fácil de entender y sin artificio. Su amor, inteligencia y sufrimiento quedan en manos de ese gran actor que es Dinklage. Sencillamente perfecto. Está claro que la película está hecha para él y su lucimiento personal, y también que en algún momento roza el ridículo, pero Wright realiza el milagro de llevar la obra a buen puerto.

La obra de teatro está magníficamente aireada, pocas versiones se ven mejor al aire libre sin que chirríen. Los decorados y, sobre todo el vestuario, son perfectos. La parte musical es buena. No invade ni sustituye la obra de teatro; las canciones (del grupo The National) tienen aire clásico, y refuerzan los momentos más importantes de la historia de Rostand. La cámara de Wright se centra en Cyrano como no se había hecho antes y no expone a Dinklage; juega con el tiempo y el espacio y se luce en coreografías discretas y elegantes, adecuadas para esta historia.

Un magnífico ejemplo es la escena de la ventana que pasa sucesivamente de la farsa al drama, luego al musical, y retorna al drama. Provoca risas y lágrimas al mismo tiempo.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Seamus McGarvey
  • Montaje: Valerio Bonelli
  • Música: Aaron Dessner, Bryce Dessner
  • Duración: 124 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Distribuidora: Universal
  • Canadá, EE.UU., Italia, Reino Unido, 2021
  • Estreno: 11.3.2022
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.