Darwin Awards: muertes de risa

Darwin Awards: muertes de risa | El ex poli y la detective

Tercer largo del californiano de 49 años Finn Taylor (Soñando con peces, 1997; Cherish, 2002). La película ha tenido una accidentada trayectoria: pasó por Sundance en enero de 2006, no se ha estrenado en Estados Unidos y ahora se estrena en algunos países europeos mientras en otros pasa directamente al DVD.

Esas peripecias, a película vista, no se entienden muy bien. Ciertamente se trata de una película marciana, una comedia extravagante con recurrente uso del humor negro y un toque parabólico que se ríe de la estupidez humana camuflada bajo la etiqueta de la extravagancia. La historia y el tratamiento coinciden hasta cierto punto con los de títulos recientes como Extrañas coincidencias, Más extraño que la ficción o La ciencia del sueño.

Michael Burrows, policía, elabora perfiles psicológicos de criminales. Acaba de perder su empleo. Burrows está obsesionado con los premios Darwin. Nacidos en internet en los años 80 del siglo pasado, seleccionan y premian las muertes más estúpidas. En sus bases, los Darwin Awards justifican su nombre por la pretensión de borrar los genes de las personas galardonadas: son tan estúpidas que podrían perjudicar la evolución humana. Así quedará más apañada la selección darwiniana y una saludable evolución de la especie humana.

Alérgico a la sangre, miedoso, minucioso y metódico, Burrows se decide a buscar un nuevo trabajo en el sector de las empresas de seguros. Allí tendrá que trabajar con Siri Taylor (Winona Ryder), una escéptica y encallecida peritadora de siniestros.

Taylor sabe contar su historia, que a ratos es tremendamente divertida. Fiennes y Ryder están estupendos y en buena parte la cinta funciona gracias a ellos y al buen tono de los secundarios. Salvadas algunas groserias gratuitas, la historia tiene gracia y evoluciona bien. El metraje es ajustado y demuestra que hay cosas que dan para 90 minutos.