Definitivamente, quizás: Freno de mano

Will Hayes es un joven ejecutivo a punto de divorciarse. Su hija Maya, de apenas 10 años, no entiende la situación y pide a su padre que le cuente cómo llegó a enamorarse de su madre. Hayes le plantea un juego: le contará la historia de su vida y de las tres mujeres a las que ha querido, y Maya tendrá que descubrir cuál de ellas es su madre.

La idea de Adam Brooks (guionista de Wimbledon y French Kiss) es interesante, a la par que el arranque de la película, con una espontánea Abigail Breslin en plan curiosa empedernida y una buena dosis de perspectiva crítica, en este caso al grosero modo de impartir la educación sexual en las escuelas.

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Sin embargo, Brooks opta por no arriesgar demasiado y adopta una narrativa clásica -un flashback interrumpido de vez en cuando por las preguntas de Maya a su padre- con una visión más desencantada y pasota, complaciente y acrítica (excepto un par de bromas políticas), y sobre todo menos romántica. Porque lo que cuenta Definitivamente, quizás no es la conquista del amor, sino más bien su irremediable pérdida. Y en este sentido, la cinta acaba siendo decididamente antirromántica a pesar del amañado y embustero final.

Brooks se ha rodeado de un buen equipo técnico que da empaque a esta agridulce comedia cuya historia se extiende a lo largo de dieciséis años. La fotografía -de Florian Ballhaus– está muy cuidada y la banda sonora de Clint Mansell ayuda como elemento de transición en el tiempo. Definitivamente, quizás cuenta además con un reparto femenino convincente -al contrario que el masculino-en el que destacan, además de Breslin, Rachel Weisz e Isla Fisher.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Florian Ballhaus
  • Montaje: Peter Teschner
  • Música: Clint Mansell
  • Duración: 112 min.
  • Público adecuado: +16 años (SD)
  • Distribuidora: Universal
  • Reino Unido (Definitely, Maybe), 2008
  • Estreno: 30.4.2008
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