Del revés 2

Del revés 2: Emociones a flor de piel

· Crítica de Del revés 2 | Estreno 19 de junio de 2024.
· Dirige, y es su debut como director de largometrajes, Kelsey Mann, guionista y animador de la casa. Se puede decir que ha superado muy merecidamente este bautismo de fuego.

Del revés (2015) estaba protagonizada por una niña llamada Riley Anderson, y sus emociones básicas: Alegría, Tristeza, Miedo, Ira y Desagrado -también llamado Asco-. Riley superó una crisis, el traslado de la familia a una nueva ciudad y el miedo a quedarse sin amigos. Ahora, con trece años cumplidos, se enfrenta a una nueva etapa de su vida, la adolescencia, en la que tendrá que gestionar nuevas emociones: Ansiedad, Vergüenza, Ennui (aburrimiento en francés) y Envidia. Tras una agitada noche que podría ser una discreta alusión a la pubertad, las nuevas emociones desembarcan en su cabeza como una familia de ocupas. Riley está desorientada: sus mejores amigas le habían ocultado que iban a cambiar de escuela y la dejarían sola; y al día siguiente parte con ellas a un campamento de hockey, en el que participa su ídolo, Val (Valentine), un poco mayor que ella. ¿Con quién debería juntarse? Ansiedad toma el control de las emociones de Riley y aleja de la sala de mando a Alegría y sus amigos. Toda una crisis.

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Parece un chiste que se anuncie casi como una sorpresa que Pixar estrena una película buena, que puede tener éxito. Lo cierto es que desde hace siete años, desde Coco, esta empresa sufre una profunda falta de ideas y creatividad. La nueva entrega de Del revés no está a la altura de la primera, pero ha heredado parte de su espíritu, se aprecia respeto por aquella gran película y un gran deseo de no desmerecer. La idea de base es similar, una crisis de Riley, en este caso al entrar en la adolescencia. Los guionistas no han encontrado una línea especialmente original o creativa, pero hacen un buen trabajo de campo, numerosos gags y situaciones graciosas y los problemas de Riley bien contados: choca con sus amigas, quiere agradar a su ídolo, se enfada con sus monitoras, tiene miedo al futuro… y podrá contar con la ayuda y comprensión de sus padres. Por dentro las emociones contribuyen a forjar la personalidad de la niña. Las nuevas tienen su encanto y fuerza, pero ninguna hace sombra a Alegría y Tristeza. Vergüenza, en un papel muy secundario, tiene un par de magníficas intervenciones, al igual que ese guiño al futuro que hace Nostalgia.

Dirige, y es su debut como director de largometrajes, Kelsey Mann, guionista y animador de la casa. Se puede decir que ha superado muy merecidamente este bautismo de fuego. La película se ve bien, funciona, aunque haya perdido el encanto de la sorpresa que supuso el primer Del revés. Dado lo visto en los últimos siete años, no es pequeña gesta.