Derecho de familia

Derecho de familia: Los Perelman

En Derecho de familia, quinta película de Daniel Burman, el director nos presenta la historia de un nuevo Ariel. El Ariel Goldstein de Esperando al Mesías (2000), el Makaroff de El abrazo partido (2004), aparece aquí como Perel­man, interpretado como ya es costumbre por Daniel Hend­ler. Este Ariel comparte con los anteriores su herencia judía, su aparente introspección y su silenciosa reflexión sobre las relaciones familiares, especialmente las que tienen que ver con el padre.

En este caso, Ariel Perelman es abogado e hijo de un exitoso abogado, que le hace vivir bajo la sombra y presión de su propio apellido. Las constantes negativas de Perelman hijo a trabajar con su padre suponen una aparente ruptura de los lazos que, como hijo, le oprimen y le hacen ir en busca de un camino propio. La identidad creada como modelo opuesto a la imagen paterna del Ariel de El abrazo partido, en Derecho de familia tiene que ver con un intento de definirse a sí mismo, que pasa por la comprensión y la no exclusión del padre, sobre todo desde que Pe­rel­man hijo y su mujer, Sandra, tienen a Gastón.

Los recorridos efectuados por las calles de Buenos Aires ayudan a marcar la presencia de la ciudad como parte vital de la película, creando atmósferas cerradas -en algunos momentos asfixiantes-, y aportando el ritmo urbano a las vidas cotidianas de los protagonistas. El día a día de los personajes se refleja perfectamente gracias a la concretización de unos diálogos que definen la necesidad de cada una de las secuencias. La breve duración de algunas de ellas, en forma de pequeños flash narrativos, y las acertadas elipsis suponen un respiro para el espectador haciendo avanzar la película, que se debate entre las situaciones cómicas, dramáticas y otras cargadas de ternura.

En Derecho de familia parece que todo encaja: la historia, las relaciones entre los personajes, el casting de los actores, la fotografía de Ramiro Civita, la música… Lo que aparentemente sería una comedia que habla de la paternidad se convierte en una película que adquiere profundidad al hablar de temas universales, desde la sencillez y la normalidad de unos personajes reconocibles e identificables.