Destino oculto

Destino oculto: Amor, política y rollos esotéricos

La carrera política de David Norris, un joven y carismático congresista, está a punto de naufragar por culpa de un error de princi­piante. Mientras prepara su aparición an­te el electorado aparece una bella bailarina, Elise, que le dará una clave vital para su dis­curso. Desde ese momento la vida de Da­vid dará un giro y el político tratará por todos los medios de permanecer con Elise.

A partir de un relato de Philip K. Dick, George Nolfi, conocido por ser el guionista de El caso Bourne, escribe y dirige una cu­riosa cinta que tras una primera impresión de thriller policiaco termina convirtién­dose en un drama romántico y sobrenatu­ral. Una apasionada historia de amor que ten­drá que luchar contra unos poderes más o menos celestiales empeñados en que se cum­pla el destino.

La historia funciona sólo a ratos. Cum­ple su función de entretenimiento porque, a pe­sar de algunos discursos pseudofilosóficos, no hay especial interés en profundizar en ninguno de los conceptos. Y poco más.

Matt Damon y Emily Blunt son dos estu­pendos actores que consiguen que la pelí­cula sea algo más que un telefilme y el dise­ño de producción es muy bueno. Y a pesar de todo, al espectador le queda la impre­sión de que se puede estar perdiendo una buena historia, la que se hubiera rodado con los mismos personajes, los mismos es­cenarios, el mismo ritmo, pero con un de­sa­rrollo diferente. En definitiva, si en vez de rollos esotéricos nos hubieran contado una historia de amor y política.