Día de lluvia en Nueva York

Día de lluvia en Nueva York: Una pequeña comedia romántica

Día de lluvia en Nueva York es la película número cincuenta de Woody Allen. Se trata de una obra menor, pero con mucho encanto, y más si se tiene en cuenta que la anterior, Wonder Wheel, era un monumento al pesimismo y defraudó a mucha gente. Este día de lluvia es una pequeña comedia romántica, con un toque de enredo y muchísima nostalgia.

Gatsby y Ashleigh son novios y estudiantes en una pequeña universidad. Él es neoyorquino y miembro de una familia bien. Se trata de un joven con talento, pero también de un bohemio que no sabe qué hacer con su vida y que rechaza el mundo de sus mayores (pero no su dinero). Ella es una rubia de Tucson, Arizona, entusiasta y ambiciosa. Ambos son aspectos de Woody Allen. Ashleigh estudia periodismo y ha concertado una entrevista en Nueva York con un famoso director de cine, que piensa publicar en la revista de su facultad. Gatsby le propone enseñarle su ciudad, después de todo la entrevista solo durará una hora, pueden pasar un maravilloso fin de semana juntos en Nueva York. Naturalmente nada saldrá como habían previsto.

Woody Allen es fiel a sí mismo, vuelve a retratar a un grupo de gente peculiar, en medio de diálogos brillantes y desenfadados. Con encuentros y desencuentros perfectamente orquestados. No están mal esos diálogos, pero tampoco son sus mejores; también se pasa de condescendiente en algún momento. Su pesimismo, encarnado por Gatsby, queda mitigado por la juventud del protagonista; porque aún tiene tiempo, y porque se aferra a dos manos a los clásicos; Gatsby es un inconformista y eso le embellece.

Ashleigh, al contrario, vive en su tiempo, lo acepta y aprovecha las oportunidades que surgen, en este caso a través del mundo del cine. La pareja funciona francamente bien, Timothée Chamalet es bueno, pero Elle Fanning, sobresaliente. Woody Allen a su vez aprovecha la oportunidad para poner a caldo una vez más, el mundo del cine que conoce bien.

Gatsby/Allen reivindica su ciudad y la belleza de pasear bajo la lluvia, belleza que capta la cámara de Vittorio Storaro en su tercera y más lograda colaboración con este director; ha conseguido darle un aire diferente a una obra de Woody Allen.

Obra menor, repetimos, pero del lado mejor de Woody Allen, es decir, nada despreciable.