Diabolik

Diabolik: El ladrón de la máscara

· Crítica de Diabolik | Estreno 14 de octubre de 2022.
· La nueva película es una presentación del personaje a las nuevas generaciones y guarda las esencias de las historietas originales.

Diabolik es un criminal, ladrón y asesino, protagonista de una larga serie de comics italianos de los años sesenta. No es el mejor tebeo que existe, pero sí uno de los más populares en Italia. Su inspiración inmediata es Fantomas. Se trata de un criminal súper inteligente, maestro del disfraz y con recursos inagotables. En 1968 fue llevado a la pantalla grande con gran despliegue de medios por Dino de Laurentiis, con la dirección de Mario Bava y con Michel Piccoli en el papel de inspector de policía.

- Anuncio -

La nueva película es una presentación del personaje a las nuevas generaciones y guarda las esencias de las historietas originales. Está ambientada -y muy bien- en los años sesenta. Más que en la realidad italiana, en el imaginario de las historietas de Diabolik. Hay unos decorados de cartón piedra, realizados a imagen de la película anterior, descaradamente mejorables pero irremplazables tal y como son. Y no son las únicas decisiones artísticas complicadas. Los hermanos Manetti, directores de esta obra, recuerdan continuamente al espectador que estamos ante un comic clásico. Solo el ritmo es moderno, y funciona muy bien. La película es larga, supera con mucho las dos horas, y apenas se nota.

La trama es sencilla, una especie de Pantera rosa cruzado con el primer Fantomas de Louis Fellade: una mujer, una joya fabulosa que tiene que atraer al ladrón, la policía tiende una trampa y confía en capturar al ladrón. Un simple comic ingenuo y sin pretensiones, con el noble objetivo de entretener al espectador.

Quienes no conocen la obra gráfica pueden sorprenderse ante el traje del protagonista, una malla negra rematada por una singular máscara. Son las señas de identidad de Diabolik y había que adoptarlas. La personalidad del singular héroe es extraña: sin la máscara mantiene una cara de piedra que, a pesar de todo, transmite algo. Es un criminal desagradable, pero no carece de atractivo, y ello retrata bien a Diabolik. El mérito es por igual del actor Luca Marinelli, y de los directores que, en este caso, mejoran la obra de Mario Bava. Otro tanto sucede con la mujer, Miriam Leone, una persona enigmática –en la película de Bava una simple cara bonita- que contribuye a dar profundidad al criminal y a poner en bandeja una secuela que no tardará en llegar.

Una obra entretenida y sin pretensiones, cine de evasión basado en un tebeo barato, ahora para coleccionistas, que -una vez más- juega con la nostalgia del espectador.