Días de vinilo: Nostalgia divertida y luminosa

Cuatro amigos de toda la vida descubrirán que sus sueños, ligados al amor, a la música y al cine, no terminan de cumplirse. En torno a la boda de uno de ellos se replantearán su futuro como locutor de radio, compositor de música “fúnebre”, guionista de historias deprimentes y líder de un grupo de rockeros imitadores.

Días de vinilo fue una de las agradables sorpresas del último Festival de Cine Español de Málaga. Una comedia apoyada en un libreto muy trabajado por su guionista, el también director Gabriel Nesci, que llevaba varios años escribiendo, compatibilizando este tarea con la realización de la miniserie de dos temporadas Todos contra Juan.

Cada una de las múltiples piezas que componen este divertido puzle encajan a la perfección, con un ritmo muy ágil. Es difícil encontrar una película que cuide con tanto mimo las tramas secundarias, que procura en cada diálogo dar un giro ingenioso, una réplica brillante. Es como sí el director hubiese adquirido la esencia de grandes cómicos como Billy Wilder y Woody Allen.

Nesci no esconde sus preferencias musicales y cinematográficas, muchas de ellas inglesas o norteamericanas, fundamentalmente universales. Especialmente acertado es el uso de A Groovy kind of love de Phil Collins, el voluntario y gracioso plagio de los Beatles o un homenaje al final a una de las grandes comedias de los últimos años, Notting Hill.

Aunque los cuatro amigos tienen una presencia similar, el protagonista de la película es un guionista patético, un fracasado conmovedor que en su camino hacia el nihilismo encontrará más de una sorpresa. Este personaje interpretado por Gastón Paul (Nueve reinas, Todos contra Juan) tiene unos enfrentamientos muy logrados con Leonardo Sbaraglia, que se interpreta a sí mismo con un egocentrismo tan ridículo como eficaz, con una cinefilia irónica muy inteligente.

El reparto resulta muy convincente, con una comicidad minimalista que domina todos los detalles (los gestos, la voz), para hacer reír sin dejar de tomarse en serio el personaje. Sólo desentona un poco Akemi Nakamura, que tiene un personaje mejor escrito que interpretado; le falta la espontaneidad del resto de intérpretes.

La nostalgia que desprende la película es especialmente meritoria porque sabe ser crítica y a la vez optimista y entrañable. Es sencillo identificarse con una docena de personajes que buscan amar y ser amados, cumplir unos sueños que en la película parecen tan realizables como en la buena música y el cine imprescindible.

En la mejor línea del cine argentino que no ha dejado de crecer en la última década (El sueño de Valentín, Un novio para mi mujer, Tiempo de valientes), Días de vinilo es una de esas películas que probablemente pondrán de acuerdo al público y a la crítica en un voto más que favorable.

ENTREVISTA CON GABRIEL NESCI. PULSE AQUÍ

Ficha Técnica

  • Fotografía: Rolo Pulpeiro
  • Música: Guillermo Guareschi y Julio César Sierra
  • Montaje: Alberto Ponce
  • Duración: 120 minutos
  • Público apropiado: +16 (D)
  • Distribuidora: Abordar
  • Estreno en España: 6.6.2014

Argentina, 2013. 

 

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