Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora?

Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho… ahora?: Ahora… emigran

Continuación de Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?, realizada por el mismo equipo. Si recuerdan, Claude y Marie Verneuil, un matrimonio mayor, burgués, muy tradicional, veía con horror -después aceptación- que sus cuatro hijas se casaban con extranjeros de diferentes etnias y religiones.

Dado el éxito que tuvo aquella bienintencionada comedia, era fácil continuarla: después de aquellos matrimonios, ¿qué más puede pasar? Pues que Claude se jubila y él y su mujer quieren pasar una tranquila vejez cuidando nietos, sus hijas y yernos deciden emigrar a sus países de origen. Naturalmente Claude y Marie no van a dejarles cometer tamaño error que, además, destruiría su propia felicidad.

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Hay que reconocer a Philippe de Chauveron la capacidad para tratar con gracia y delicadeza temas espinosos, para saber ser políticamente incorrecto sin molestar a nadie y sin tener que callar: los cuatro cuñados -judío y musulmán, cristiano y sintoísta, y de todos los colores- discuten todo tipo de problemas sin pelos en la lengua, y con el corazón en la mano. Naturalmente el peso de la comedia cae principalmente sobre Christian Clavier y Chantal Lauby, y el guion exige que den un paso más respecto de la primera entrega, es decir, que exageren, tanto en el cerrilismo inicial como en la tolerancia final (que ahora incluye la temática gay).

Si el arranque es excesivo y simplista, cuando la trama se pone en marcha y Claude y Marie enredan a los yernos, la historia mejora y la comedia se dispara; y la aparición y contribución de Pascal N’Zonzi, el consuegro de color, es un logro. Nada del otro mundo pero honrada, divertida y bienintencionada.