Divertimento

Divertimento: La música puede cambiar a las personas

· Crítica de Divertimento | Estreno 27 de octubre de 2023.
· La banda sonora es un poema y el montaje es musical. La película está llena de detalles, muchos de ellos sonoros.

1995, en Seine-Saint-Denis (cerca de París) Zahia Ziouani y su hermana Fettouma, de 17 años, bachilleres y alumnas del conservatorio de Saint Denis, consiguen que las acepten en un conservatorio de élite. Fettouma toca el violonchelo. Zahia, el alto, pero su sueño es ser directora de orquesta. En esa época la dirección todavía era un coto cerrado a las mujeres. Más aún, en el caso de Zahia, a una de origen magrebí. Su camino estará sembrado de obstáculos que podrá superar con tesón y con la ayuda de su familia y de algunos buenos amigos.

La película de Marie-Castille Mention-Schaar (La profesora de Historia) es una de esas que llaman «inspiradoras». Optimismo, esfuerzo, virtudes, apoyo familiar y muy buenas intenciones. Se diría que la guionista Clara Bourreau utiliza a placer los ingredientes clásicos del cine positivo, y sería un gran error. La historia -y la mayoría de los nombres citados- es cierta. No se trata de un relato bonito sino de la historia real de Zahia Ziouani. Vale la pena decir que incluye elementos (casi) incorrectos: estas francesas de origen argelino no hablan árabe, sus padres sí, pero siempre hablaron en francés a sus hijos. Es una familia musulmana, pero no tienen reparos en poner adornos de Navidad en su casa. También incluye un discurso social con doble dirección: ricos y pobres, nacionales de vieja tradición e inmigrantes. Por no hablar del incorrectísimo discurso del director Sergiu Celibidache, que afirma que la dirección de orquesta no es para mujeres. Aunque después apadrinará a Zahia. La película se convierte en un auténtico modelo humano y cinematográfico.

Divertimento es una pequeña delicia que contagia amor a la música y fe en que puede ayudar a cambiar a las personas. La banda sonora es un poema y el montaje es musical. La película está llena de detalles, muchos de ellos sonoros: Zahia encuentra ritmos en todo lo que ve y escucha, en una gotera, cocinando, en el viento, en el ruido del metro… Además, junto a Zahia, reina absoluta, hay una serie de secundarios antológicos, su hermana Fettuma, sus padres, el director rumano Sergiu Celibidache, y un puñado de jóvenes músicos que tienen algo que aportar. No son simples comparsas, aunque sus apariciones sean breves y colectivas, se les va conociendo, en segundo plano, pero con personalidad propia.

La puesta en escena es sencilla, hogareña incluso, compuesta de detalles cotidianos, incluidas las repeticiones musicales. La gran secuencia final ha sido rodada al aire libre y un puñado de los «mirones» lo eran de verdad, espontáneamente, a modo de flash mob. Pero viene como colofón tras algunas otras secuencias antológicas, atención al concierto de clarinete en la cárcel. Película fresca que sabe abordar con naturalidad múltiples temas, sin chirriar, sin discursos, de un modo eminentemente visual (y sonoro).

Oulaya Amamra compone una magnífica Zahia, al igual que Lina El Arabi hace de su hermana Fettouma, una secundaria de primera. Sergiu Celibidache es interpretado por el veterano Niels Arestrup, y hay que descubrirse ante el reparto de jóvenes músicos, todos ellos tocan de verdad.