El curioso caso de Benjamin Button: Lo ordinario y lo extraordinario

El curioso caso de Benjamin Button | Con 13 candidaturas a los Oscar (incluidas película, director, actor y guión), la última película de Fincher es la favorita de los académicos. Claramente no opinamos lo mismo.

Tiene todo para ser una obra maestra. Un gran director, David Fin­cher (Seven, El club de la lucha, The game, La habitación del pánico), un buen guionista, Eric Roth (Forrest Gump, El dilema, El hombre que susurraba a los caballos), un casting magnífico y un argumento (el del relato corto de F. Scott Fitzgerald) muy original y sugerente, representativo de uno de los mejores escritores del siglo XX. Sin embargo, no puedo evitar decirles que con esta película me pasa lo mismo que me sucedió con Zodiac: me parece tan correcta como anodina. Pero con una diferencia: esta es todavía más larga y muchísimo más aburrida.

El curioso caso de Benjamin Button nació como un relato breve escrito en los años 20 del siglo pasado por F. Scott Fitzgerald, quien a su vez se inspiró en una cita de Mark Twain: “La vida sería infinitamente más alegre si pudiéramos nacer con 80 años y nos acercáramos gradualmente a los 18”. Así se fraguó la idea de este relato fantástico y metafórico que cuenta la historia de un hombre que nace anciano y muere siendo un be­bé. Esta idea se resume con especial brillantez en las primeras escenas de la pe­lícula, en las que se cuenta la historia de un hombre que fabrica un reloj que va hacia atrás. El inventor explica cómo le gustaría resucitar con este reloj a los que murieron en la recién terminada Gue­rra Mundial.

En los primeros tramos de la película (aproximadamente la primera hora), todo tiene un aspecto formidable: vestuario, ambientación, la estupenda voz en off de Brad Pitt… Sin embargo, en el desarrollo del argumento la trama no evoluciona, los personajes muestran muchas carencias. Dice el propio guionista que “David Fincher y yo queríamos que pareciera la historia de cualquiera. Es simplemente la vida de un hombre, eso es lo que tiene de extraordinario y ordinario al mismo tiempo esta película. Y esa particularidad es la que afecta a todo el mundo”. En mi opinión, lo que sucede con la película es lo mismo que en Zodiac y lo mismo que ocurre en dos de los últimos guiones de Roth (Munich, El buen pastor): los personajes son demasiado anónimos y sus relaciones son rutinarias. Así sucede con el romance de la pareja protagonista (sólo hay que ver el tópico flechazo), con el personaje de Julia Or­mond (una estupenda actriz que simplemente lee un diario de principio a fin), con la evolución del personaje de Button (sin duda el plato fuerte del argumento, pero que se desarrolla con tanta superficialidad y se expresa con tanta redundancia que resulta muy aburrida). Esto hace que el ritmo se estanque y la película resulte agotadora ante la falta de giros y de novedad.

Y entonces… ¿qué decir de las 13 nominaciones? Que es una lástima que teniendo este año dos obras maestras tan taquilleras como Wall·E y El caballero oscuro, la Academia no se haya atrevido a nominarlas a los premios grandes. Luego no se quejen de que la gente no se entusiasma con la ceremonia.

Ficha Técnica

  • Claudio Miranda
  • Angus Wall, Kirk Baxter
  • Alexandre Desplat
  • Warner
  • 167 minutos
  • Adultos

El curioso caso de Benjamin Button

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