El desafío (The Walk)

El desafío nos enfrenta, desde el pri­mer minuto, a un joven descara­do que nos habla desde la antorcha de la Estatua de la Libertad; al fon­do, las torres gemelas. Cuenta có­mo hizo lo que hizo, esa genial lo­cura de tender una cuerda entre las dos torres y pasar de la una a la otra. El funambulista es un francés lla­mado Philippe Petit, y realizó su ges­ta nada más terminarse las torres. Zemeckis recrea la aventura con gracia y donaire, a golpe de flashback, logrando que el público sim­patice con ese desenfadado fran­cés que interpreta, y realiza un gran trabajo a priori improbable, Jo­seph Gordon-Levitt.

El director de Regreso al futuro y Fo­rrest Gump se encuentra a sus an­chas contando una extraordinaria aventura que tiene momentos épi­cos y otros disparatados, no solo man­tiene la atención, sino que lo­gra que se siga con interés -a veces in­quietud- una historia cuya solución conocemos desde la primera ima­gen.

En el capítulo de efectos especiales, hay que reconocer que son impre­sionantes porque pasan inad­ver­tidos, solo recrea las torres, No­tre Dame, y provoca vértigo a to­do es­pectador sensible a las alturas. Y, más importante, evoca unas to­rres ge­melas que no hacen llorar ni pen­sar en los acontecimientos trá­gi­cos del 11-S, sino recordar una aven­tura que tuvo lugar allí, hace tan­tos años.