El faro: Soledad mirando al mar
A finales del siglo XIX Ephraim Winslow es enviado a un faro situado en una pequeña isla frente a las costas de Nueva Inglaterra, para ocuparse de las tareas de mantenimiento del mismo, a las órdenes del farero, Thomas Wake. El turno no debe durar más de cuatro semanas. Las condiciones son extremas: mal tiempo, tormentas, trabajo duro, soledad y enfrentamiento. “¿Por qué se fue su anterior ayudante?”, “No pudo aguantar, se volvió loco”.
La nueva película de Robert Eggers (La bruja) es, por decirlo en pocas palabras, muy minoritaria. Se trata de un filme en blanco y negro, formato 1.19:1 (pantalla cuadrada, como en el cine silente, antes del estándar hollywoodiense 1.37:1), con largos momentos de silencio en los que vemos a cada uno de los hombres ocupado en sus tareas; o momentos de interminable cháchara, cuando están juntos en un recinto minúsculo. Si el espectador no acepta el envite, abandonará aburrido a los pocos minutos, pero si se deja llevar por esta apuesta, será seducido por una fotografía bellísima -un alarde de Jarin Blaschke, que también fotografió La bruja-, en la que hay huellas de Flaherty, de Dreyer y de Lynch; la banda sonora -viento, mar, gaviotas… faro- contribuye a ambientar un drama que, en palabras del autor, debe mucho a Melville.
Melville significa conflicto interior, las imágenes y las palabras significan mucho más de lo que dicen, y en el caso presente hay que multiplicar el efecto pues, además, velan un -tal vez más- mito clásico. La tensión aparece en el primer diálogo y no deja de crecer. A los cinco minutos el espectador sabe que “eso no puede acabar bien”, pero solo las últimas imágenes dan la clave de todo el conjunto que hemos visto.
Eggers, cuya Bruja sorprendió por su riqueza expresiva y sus silencios, crece varios enteros y muestra notable dominio de los medios expresivos, hace cine puro. Ahora bien, como en su película anterior el espectador se pregunta: ¿qué demonios pretendes con esto? Dos grandes actores, el inefable Willem Dafoe como caricatura del viejo lobo de mar, y Robert Pattinson (el de Crepúsculo), que ha conseguido la mejor interpretación de su vida; actúan con la cara, con la voz, con todo el cuerpo; se miran, discuten -con diálogos de casi analfabetos, o con largas parrafadas shakespearianas-, o se muestran desafiantes; deliran, se enfrentan a todos los niveles, se aprecian, se detestan y este enfrentamiento es todo un espectáculo. Queda al espectador descubrir el significado final de la fábula/mito, sin lo que una obra formalmente maravillosa, sabría a poco.
Ficha Técnica
- Dirección: Robert Eggers,
- Guion: Robert Eggers, Max Eggers,
- Intérpretes: Willem Dafoe, Robert Pattinson,
- Fotografía: Jarin Blaschke
- Montaje: Louise Ford
- Música: Mark Korven
- Duración: 110 min.
- Público adecuado: +16 años (VX-)
- Distribuidora: Universal
- EE.UU. (The Lighthouse), 2019
- Estreno: 10.1.2020