El furgón

El furgón: Sin gasolina

Con los calores veraniegos la cartelera se llena de comedias españolas y extranjeras. El furgón va de un enredo de traperos de poca monta. Es una opción alejada del humor cutre de Torrente o El oro de Moscú, y más cerca de títulos como Carretera y manta. El manco, Dani y Santos son tres delincuentes, a cual con peor estrella, pero parece que esto puede cambiar cuando el furgón que les lleva al penal sufre un accidente y pueden escapar. En su huida llegan hasta la costa levantina, y se refugian en una extraña casa que está perfectamente acondicionada. Pero su suerte no tarda mucho tiempo en torcerse; misteriosamente aparece por la casa una extranjera, Nina, a la que no van a tener más remedio que retener. Por si fueran pocos los problemas que tienen, se topan con unos rusos que pertenecen a la mafia y se ven fortuitamente involucrados en un lío del que no saben cómo escapar.

Benito Rabal ha trabajado junto a algunos pesos pesados del cine español como Camus (La colmena), Chávarri (Las bicicletas son para el verano) o Garci (Volver a empezar). Dedica la película a su padre, que debía haber sido el personaje que finalmente interpreta Sancho Gracia. El rodaje terminó antes de lo previsto, y la película acabó presentándose en el Festival Iberoamericano de Huelva. Tal vez fueron las prisas en el rodaje el motivo del poco cuidado que han puesto en detalles difíciles de pasar por alto, como los micrófonos que están continuamente colándose en los planos.

Aunque tenga situaciones divertidas, la película no carbura, no salta la chispa que demanda el motor de explosión de este género. Lo mejor, los divertidos y extravagantes personajes: Gracia, un carterista manco con aires de señor, y Carbonell, un hombre que se ha criado en la cárcel y solo quiere conseguir que le devuelvan a ella. Los personajes son las cuatro ruedas de un furgón que no tiene gasolina.