El guardián invisible

El guardián invisible: Marta Etura sí, pero también un director que mejora

· La novela de Dolores Redondo –El guardián invisible, Premio Planeta 2016- cuenta la investigación, por parte de una eficaz y competente inspectora, del brutal asesinato de cuatro adolescentes.

Fernando González Molina no es solamente el director de Palmeras en la nieve sino también el de Fuga de cerebros, Tengo ganas de ti y 3 metros sobre el cielo. Es decir, es uno de esos directores que me impelen a salir corriendo en dirección contraria.

Para no colgarle deméritos que quizás no merece, hay que decir que casi todas estas películas son adaptaciones de novelas que probablemente en las manos de cualquier otro serían igual de malas. De los libros de Moccia se puede esperar poco y lo único que hizo González Molina fue demostrar que las irrisorias versiones italianas podían empeorarse y convertirse en ridículas.

De ahí mis nulas expectativas ante El guardián invisible y de ahí también mi sorpresa. Éste no es González Molina, que lo han cambiado. A mejor, a infinitamente mejor.

Vamos por partes, el material de partida vuelve a ser un best seller. En este caso, la novela de Dolores Redondo -Premio Planeta 2016- y que supone el primer capítulo de la llamada Trilogía del Baztán. La cinta cuenta la investigación, por parte de una eficaz y competente inspectora, del brutal asesinato de cuatro adolescentes. El crimen revela un macabro ritual y la investigadora, para resolverlo, tendrá que adentrase no solo en la turbia mente del asesino… sino en un doloroso trauma del pasado.

No he leído la novela. Me encuentro un thriller oscuro y con cierta tendencia a lo morboso, pero al mismo tiempo, contenido, solvente, bien contado. Parte de su solidez, hay que reconocerlo, viene de la impecable interpretación de Marta Etura, pero también hay que reconocer que se nota la mano de un director capaz de dosificar la narración, marcar bien el ritmo de la intriga y llevar a buen puerto un género -el thriller policiaco- en el que el cine español no suele sacar pecho. Bien por un González Molina que empezó con mal pie. Brindemos para que éste sea el comienzo de una buena filmografía.