Inicio Críticas películas El juego de los idiotas

El juego de los idiotas

La trama, más convencional, evoluciona hacia conclusiones parecidas a las de La cena de los idiotas (1998): la contraposición y el intercambio entre triunfadores y perdedores, la exaltación de la amistad, el aprecio por la sencillez

El juego de los idiotas (2006)

El juego de los idiotas: La vuelta de Pignon

Dos años después de Que te calles (2004), llega a las pantallas otra obra del veterano realizador, guionista y autor teatral Francis Veber (68 años), un maestro de la comedia que, entre sus méritos, cuenta con haber sido llevado al cine por el mismísimo Billy Wilder (Buddy Buddy, 1981, que en España se estrenó como Aquí un amigo).

El juego de los idiotas explota nuevamente el personaje de Francois Pignon, que hizo su primera aparición cimematográfica en 1973, interpretado por Jacques Brel (L’Emmer­deur, dirigida por Edouard Molinaro). Pig­non es todo un hallazgo: representa al pobre hombrecillo que pasaba por allí y, sin comerlo ni beberlo, se ve implicado en historias de las que no le gustaría -o sí- ser protagonista. El Pignon de El juego de los idiotas (vaya idiotez de título) es un sencillo aparcacoches que un día tiene la gracia o desgracia de coin­­cidir accidentalmente en la calle con el multimillonario Pierre Levasseur y su amante, la top model Elena. Un paparazzi les saca una foto y… el lío.

El guión, con un tempo ágil y divertido, tiene aciertos, en los que se percibe el oficio de un artesano con muchas horas de vuelo (basta pensar en la rentabilidad cómica que Veber logra con el asunto de las cortinas, o con el hilarante retrato del médico aprensivo). La presentación resulta original y tiene dinamismo. La trama, más convencional, evoluciona hacia conclusiones parecidas a las de La cena de los idiotas (1998): la contraposición y el intercambio entre triunfadores y perdedores, la exaltación de la amistad, el aprecio por la sencillez, el ajuste de cuentas contra la sofisticación pedante y snob de las élites burguesas, etc.


Veber, exigente director de actores, consigue sacar mucho partido de todo el reparto. Gad Elmaleh encarna con eficacia al inefable Pignon. Daniel Auteuil (Pignon en Salir del armario) está mucho mejor, esta vez en su papel de odioso multimillonario. ¿Y las mujeres? Veber no suele conceder demasiada importancia y/o espacio a los personajes femeninos. Los tres de esta película no están mal, aunque se quedan cortos. La elección de las actrices es acertadísima.

Ficha Técnica

  • País: Francia (La doublure, 2006)
  • Fotografía: Robert Fraisse
  • Montaje: Georges Klotz
  • Música: Alexandre Desplat
  • Distribuidora: On Pictures
  • Estreno en España: 9.6.2006
Suscríbete a la revista FilaSiete

Reseña
s
Profesora universitaria de Cine Español y Estética Musical. Coordinadora Académica Área de Comunicación Universidad Atlántico Medio (Las Palmas de Gran Canaria)
Salir de la versión móvil