El misterio de Wells

El misterio de Wells: Thriller medieval

El misterio de Wells | Sobre la novela de Barry Unsworth y el guión de Mark Mills, el director Paul McGuigan lleva a cabo una superproducción de ambiente, por así decir, medieval, casi renacentista. No sólo porque reúne, con cierta soltura, los tópicos habituales, sino porque añade un elemento populista -la rebelión de los oprimidos-, también en el modo, que suena y se ve críticamente como cosa de tiempos posteriores.

Hay dos historias paralelas, que muy pronto confluyen: la de un joven fraile sacerdote (Paul Bettany) que comete un doble crimen y escapa del convento y de la justicia civil con unos cómicos ambulantes, y, en otro lugar, en el pueblo fortaleza de un gran señor, en el que suceden inexplicadas muertes y desapariciones de adolescentes, una mujer es condenada y va a ser, al parecer injustamente, ejecutada. En la trágica apoteosis final se cumple la justicia humana y quizá se otorga la misericordia divina.

Recuerda El nombre de la rosa, principalmente por su trama criminal y su investigación consiguiente, aunque en El misterio de Wells es mucho más aceptable la presentación de la corrupción humana, tanto entre las autoridades civiles como en las clericales. No deja de ser un aspecto real de aquella época, que recoge el de ciertos errores graves en el pueblo: una visión justiciera de Dios en detrimento de Su paterna misericordia; quizá por su ignorancia y el sometimiento a los poderosos. Presenta bien la película, sin embargo, la profunda fe de las gentes pobres, ávidas de saber y de verdad, como se ve en las representaciones teatrales de Misterios del cristianismo.

La eficaz interpretación de grandes figuras del cine añade, con la brillante música, fascinación a este -no deja de serlo- producto correcto, de gran consumo.