El mundo de ayer

El mundo de ayer: Señora Presidenta

· Crítica de El mundo de ayer | Estreno 29 de abril de 2022.
· Rodada en un castillo de Rambouillet y en el ayuntamiento de Rennes, la película retrata el palacio presidencial como un lugar de soledad y de aislamiento.

Elisabeth de Raincy, presidenta de Francia, termina su mandato. Va a dejar la política y cuenta con un candidato de su partido conservador al que va a apoyar en las inminentes elecciones. Un escándalo de última hora puede propiciar que llegue al poder el candidato de un partido más a la derecha que el suyo. Con su jefe de gabinete y su primer ministro tendrá solo tres días para reaccionar.

Esta pequeña película gana muchos enteros gracias a la calidad de los actores, especialmente Léa Drucker (Custodia compartida) y Denys Podalydès (De Nicolás a Sarkozy). Es la sensación que me deja El mundo de ayer, que usa el título de la célebre obra póstuma de Stefan Zweig, publicada en 1942, y que vienen a ser sus memorias amargas tras el ascenso de Hitler al poder y su huida hasta recalar en Brasil donde se suicida.

Diastème es un director y guionista que antes fue crítico. Ya abordó la historia de redención de un skinhead en Sangre francesa (2015). En su cuarto largo, tras haber escrito mucho para televisión, plantea un conflicto muy preciso que podría llevarle a un relato maniqueo y simplista, pero no. Logra una cinta interesante, un thriller a la antigua, lo ha denominado el director, que ha declarado que no ha querido usar la cámara en mano y que no le asusta el clasicismo.

Rodada en un castillo de Rambouillet y en el ayuntamiento de Rennes, la película retrata el palacio presidencial como un lugar de soledad y de aislamiento. «Elisabeth -dice el director- no tiene cónyuge. También es un castillo encantado y probablemente haya algo de ese orden en el verdadero Palacio del Elíseo… En la película se menciona La Bella y la Bestia, y me vienen a la mente imágenes de Cocteau o Man Ray. El palacio es un teatro. Un escenario que aplasta a los personajes, un lugar donde se destierra toda espontaneidad, donde las miradas están por todas partes, donde la Historia se te impone».

Se nota que al director le ayudan dos periodistas y que a los tres les preocupa el ascenso del Frente Nacional. Son inteligentes para no caer en el panfleto simplis­ta.