El mundo según Barney

El mundo según Barney: La película era él

El mundo según Barney: Richard J. Lewis dirige un biopic con poco personaje y un actor muy brillante.

Barney Panofski es un viejo productor tele­visivo que lleva tras de sí una existencia caó­tica, tres matrimonios y algún que otro mis­terio. La película, basada en un best seller, arranca con un joven y despreocupado Bar­ney al que se sigue hasta su madurez.

Richard J. Lewis, un experimentado rea­li­zador de televisión con poca experiencia en la pantalla grande, dirige un biopic que con­tiene, como el chiste, lo mejor y lo peor del género. ¿Que cuál es el colmo de un biopic? No tener al personaje o tener a uno que no se merece dos horas de cine. ¿Y qué es lo me­jor? Tener un buen actor al que no te impor­te seguir viendo otras dos horas.

Confieso que el personaje de Barney Pa­nofs­ki no consiguió interesarme en casi nin­gún momento: sencillamente no me pare­ció nada nuevo ni encontré en su historia nin­guna nota destacable. He visto en el ci­ne personajes mucho más desinhibidos, más dra­máticos, más transgresores, más llamativos. Y su evolución también la he visto muchas veces.

Lo que no he visto tantas -alguna sí, tam­poco hay que exagerar- es un actor que se mimetiza con el personaje hasta tal punto que él es la película. Lo que llama la aten­ción de Barney es Paul Giamatti, que de­muestra una vez más que es un gran actor, capaz de dar cuerpo y alma a quien se le ponga por delante.

A Richard J. Lewis se le nota su bagaje te­levisivo y la película, además de larga, se ha­ce a ratos episódica. En fin, lo dicho, es­tá Giamatti…, ah, y un histriónico Dustin Hoff­man.