El niño y la bestia: El corazón de las tinieblas
· La historia gira en torno a un niño de nueve años, Kyuta, que por azares del destino se encuentra con Kumatetsu, un ser sobrenatural que habita en un lugar llamado Jutengai.
Mamoru Hosoda es, sin lugar a dudas, una de las figuras más interesantes del panorama animado japonés actual. Responsable de películas como La chica que saltaba a través del tiempo (2006), Summer Wars (2009) y Los niños lobo (2012), Hosoda consigue con El niño y la bestia su primer estreno comercial en salas españolas.
Con una temática siempre enfocada hacia la problemática de la infancia y de la adolescencia, el cineasta japonés ha venido construyendo desde su opera prima un universo en donde la pregunta primordial vuelve una y otra vez a sus personajes: ¿cuál es mi papel en el mundo? En el caso de sus dos últimas películas, esta línea argumental se desdobla para ofrecer dos caras sobre la familia: en Los niños lobo se interroga sobre el papel de los padres en el desarrollo de sus hijos -una inquietud surgida de su propia paternidad-, mientras que en El niño y la bestia cambia el punto de vista para centrarse en la influencia que los niños ejercen sobre sus progenitores.
La historia gira en torno a un niño de nueve años, Kyuta, que por azares del destino se encuentra con Kumatetsu, un ser sobrenatural que habita en un lugar llamado Jutengai. A pesar de su mutua desconfianza, de sus caracteres taciturnos y de su enfado con el mundo, ambos deciden aliarse y convertirse en aprendiz y maestro con la esperanza de volverse más fuertes. Con alusiones a Viaje al Oeste de Wu Cheng’en y, fundamentalmente, a Moby Dick, de Herman Melville, la película trasciende el puro entretenimiento para convertirse en un relato mucho más complejo y profundo. De la propuesta inicial de «película de artes marciales», se pasa a una fábula donde la arrogancia, el miedo, la ira y la soledad llevan a los personajes a adentrarse en las tinieblas de sus corazones, en una lucha que no es con el otro sino con uno mismo.
El esquema del largometraje, al igual que el del resto de su filmografía, se estructura en dos partes. En la primera, en clave de comedia, se presentan los personajes y se desarrollan las relaciones entre estos; una vez establecidos los vínculos emocionales, se da paso a un segundo tramo donde se exploran, desde el drama, los interrogantes vitales que ha ido diseminando en el guion. En este sentido, el cine de Hosoda está provisto de un sinfín de pequeños detalles que subrayan las líneas maestras de su narración. En El niño y la bestia, los vemos desde la mención casi inadvertida en el arranque del filme al libro de Melville y en sus sucesivas alusiones -metáfora de su reflexión sobre la lucha del hombre contra sí mismo-, hasta en la evolución del grafiti de la calle en la que vive Kumatetsu -símbolo de las mutaciones familiares.
Divertido, ágil, inteligente y emotivo, este anime aglutina todas las características sobre las que se ha construido el universo del cineasta: magnífico diseño de personajes, desarrollo de personalidades complejas y diversas, grandes dosis de humor visual, un cuidado guion y un uso proverbial del lenguaje cinematográfico. Sin embargo, la película también reproduce uno de los grandes lastres de sus guiones, sus problemáticos finales. Hosoda tiende a cerrar precipitadamente sus relatos; en este caso, este defecto se acusa aún más con un desenlace triple en el que se pierde el ritmo de los tres primeros cuartos de la historia, y en el que el trasfondo del personaje de Ichirohiko resulta difícil de creer. Esta circunstancia no es ajena a otros grandes nombres de la animación japonesa, ya que el propio Hayao Miyazaki ha cerrado muchas de sus obras de un modo un tanto atropellado o incluso torpe.
La alusión a Miyazaki no es gratuita en el caso que nos ocupa. En primer lugar porque la llegada de Kyuta a Jutengai hace inevitable la referencia a El viaje de Chihiro pero, también, porque muchos apuntan a este dibujante, guionista y director japonés como el sucesor del cofundador del Studio Ghibli. Si bien suscribo que el director de El niño y la bestia ha recogido su testigo, en el sentido de que su cine -altamente imaginativo- tiende a la fantasía, a las historias con varios niveles de lectura, a los personajes complejos y que está dirigido al gran público, creo que es conveniente romper con dicha comparativa. Mamoru Hosoda y su recientemente fundado Studio Chizu destacan en el panorama del anime japonés por méritos propios. Con grandes dosis de humor, inteligencia y dramatismo, su cine prevalece por sí mismo y nos promete gratas sorpresas en un futuro no tan lejano.
Ficha Técnica
- Dirección: Mamoru Hosoda,
- Guion: Mamoru Hosoda,
- Intérpretes: Kappei Yamaguchi, Aoi Miyazaki, Kôji Yakusho, Lily Franky, Suzu Hirose, Shōta Sometani, Mamoru Miyano, Keishi Nagatsuka,
- Dirección artística: Takashi Omori, Yohei Takamatsu, Youichi Nishikawa
- Música: Masakatsu Takagi
- Voces originales: Kōji Yakusho, Aoi Miyazaki, Shōta Sometani, Suzu Hirose, Lily Franky, Mamoru Miyano, Kappei Yamaguchi, Keishi Nagatsuka
- Duración: 119 min.
- Público adecuado: Todos
- Distribuidora: Sherlock
- Japón (Bakemono no ko), 2015
- Estreno: 22.4.2016