El príncipe y yo: Bodas reales

Paige Morgan (la neoyorkina de 23 años Julia Stiles) es una tesonera joven norteamericana que sueña con salir de la granja en la que vive con sus padres para estudiar medicina. En Dinamarca vive el apuesto y también antojadizo príncipe heredero Edvuard Vadelmar (el londinense Luke Mably, 28 días después), que en un intento más por evadir sus responsabilidades, propondrá a sus padres los reyes Haraald y Rosalind viajar discretamente a la Universidad de Winsconsin.

La historia, muy previsible, sembrada de gags humorísticos está bien dirigida por una veterana (57 años) realizadora de televisión que ha sido la primera mujer que ha ocupado la presidencia del Directors Guild of America. Coolidge, acostumbrada a las melodramáticas TV movies, ha elegido ese formato televisivo que suele tomar pie en historias basadas en la realidad actual. En este caso la película se inspira en cualquiera de los romances morganáticos de los herederos de las actuales monarquías europeas: poco después del rodaje de El príncipe y yo se anunciaba la boda del danés príncipe Fredrick con la abogada australiana Mary Donaldson, y en España, el compromiso de Felipe de Borbón con una periodista.

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El guión aunque claramente televisivo y falto de fuste, es hábil y evita la vulgaridad superficial y ramplona centrando la historia en la lucha de una joven por ser lo que piensa que debe ser.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Alex Nepomniaschy
  • Montaje: Steven Cohen
  • Música: Jennie Muskett
  • País: EE.UU.
  • Distribuidora: Filmax
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Reseña
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Teresa Barceló
Profesora universitaria. Doctora en Ciencias de la Comunicación
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