El Reino: Thriller español de una generación
Conocí a Rodrigo Sorogoyen en el Festival de Málaga de 2013. Había participado en este certamen con su primera película, 8 citas (nada que ver con El Reino), una comedia que había dirigido y escrito con Peris Romano y un grandísimo reparto. Esta primera experiencia cinematográfica no fue ni mucho menos satisfactoria para él, así que decidió montar una productora independiente (Caballo Films). Su primer proyecto fue una película pequeña, muy barata y personal, realizada en su casa con su compañero de piso, el actor Javier Pereira.
Con un presupuesto de 65.000 euros el proyecto estaba financiado por el sistema crowdfunding. Se titulaba Stockholm y contaba la relación entre un chico y una chica que se conocen en una noche de fiesta. Con esta premisa poco original este joven director nacido en Madrid en 1981, hizo un retrato completo y complejo de una generación que asombró en el Festival de Málaga. No sólo entró sorprendentemente en la sección oficial, sino que obtuvo 5 premios, 3 de ellos tan importantes como los de mejor director, guionista novel y actriz. Fue el comienzo de una carrera triunfal que llevó a la película a las salas de cine y a lograr 3 nominaciones a los Goya: mejor director revelación, actriz (Aura Garrido) y actor revelación (Javier Pereira, que acabaría ganando este premio).
El prestigio de Sorogoyen le permitió entrar en un circuito muy distinto con su siguiente película: Que Dios nos perdone (2016), un thriller durísimo sobre un asesino en serie producido por Gerardo Herrero y Atresmedia con un presupuesto de 4 millones de euros. A la película le llovieron premios y un clamor bastante favorable de la crítica, con algunas excepciones que criticaban la crudeza excesiva que en algunas escenas rodaba la morbosidad.
2018, el salto definitivo
En 2018 Sorogoyen consolidó su trayectoria con el extraordinario cortometraje Madre, ganador de más de 100 premios, entre ellos el Goya y una nominación a los Oscar. También estrenó El Reino, otro thriller, ésta vez sobre un político corrupto, que obtuvo 6 Goyas incluyendo mejor director, guion original y actor principal (Antonio de la Torre).
Manuel Gómez Vidal (De la Torre) tiene una buena vida: una familia que lo quiere, amigos en todas partes y un carisma que lo ha convertido en un político querido en su comunidad autónoma. Manuel es, también, un hombre corrupto que lleva años enriqueciéndose con dinero público. Un día sale a la luz un caso de malversación que salpica a un compañero de partido y gran amigo que frena en seco sus ambiciones políticas.
«Queríamos hacer una película que mostrase cómo el sistema político actual en España es fácilmente corruptible y que los individuos también lo son, sean del partido que sean. Por eso no hemos querido que apareciesen siglas en esta película. No queríamos atacar a un partido salvando a otro porque no hubiese sido justo». Estas palabras de Sorogoyen resumen dos de los aciertos fundamentales en su cine: la universalidad de sus argumentos y la credibilidad de sus personajes.
«¿Por qué entrasteis en política?»
El Reino empieza con un plano secuencia, uno de las especialidades de Sorogoyen, que arranca en una playa soleada en el que vemos al protagonista perfectamente enchaquetado llamando por teléfono y mirando al mar. La música minimalista de Olivier Arson intensifica esa serena belleza, esa perfecta armonía que busca este padre de familia. En un momento posterior de la película hay una reunión de la cúpula del partido.
«La Ceballos», un personaje que, según los guionistas, está basado en Susana Díaz y María Dolores de Cospedal y que borda la actriz Ana Wagener, se enfrenta al grupo de protagonistas involuntarios de todos los telediarios. Les pregunta: «¿Por qué entrasteis en política? ¿Qué esperabais de la política? ¿Qué quieres de la vida, Manuel?». El aludido y protagonista responde: «Lo que todo el mundo, supongo. Que mi familia esté bien, ser feliz, salir adelante». Es una respuesta muy sencilla pero vital para acercar al espectador al personaje, para definir cada uno de los habitantes de un reino decadente como seres normales, hijos de su tiempo y herederos en buena parte del ejemplo recibido.
Seguimos con la escena inicial de El Reino. Playa, sol y una llamada de móvil que termina mientras cambia radicalmente la música. Con un ritmo in crescendo que va incorporando nuevos instrumentos, Manuel Gómez Vidal se pone en movimiento. Cada vez más rápido, no le queda tiempo. Tiene que decidir mientras entra por la puerta de atrás en la cocina de un restaurante de lujo. Él mismo ejerce de camarero llevando una imponente bandeja de carabineros a su cuadrilla de confianza. Ha quedado claro el tono y el significado de la historia, siempre enfocada desde la espalda del protagonista que maneja la trastienda del poder, chantajea y huye hacia adelante a toda velocidad.
[…]
El estudio crítico completo de esta película se encuentra en el libro Cine Pensado 2018, que puedes adquirir en este enlace:
Ficha Técnica
- Dirección: Rodrigo Sorogoyen,