El Rey de Canfranc: Una buena historia, bien contada

El Rey de Canfranc | Hoy se estrena este notable documental hispano-francés. Un relato inteligente y ameno de un paisaje con figura, una hermosa figura. 

Tengo un amigo, ya anciano, que cuando ve una película, deja los prejuicios fuera de la sala o del cuarto de estar. Al terminar, si le gusta, dice muy convencido, con tono de oráculo: «una buena historia, bien contada».

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Los autores de este documental son sinceros al explicar su origen: enamorados del Pirineo, se sorprenden ante la imponente estación ferroviaria de Canfranc. Y se hacen preguntas y escuchan a la gente y descubren una percha donde colgar su deseo de retratar un entorno y sus gentes, el relato de un pasado que tenga como punto de giro la estación. En este sentido, es muy interesante el proceso que ha durado 10 años: primero gestionaron los derechos de los materiales audiovisuales (NODO, filmaciones privadas sobre la estación y el entorno, otros archivos fílmico y material fotográfico y en video de la familia Le Lay) y luego escribieron el guión, en función de lo que tenían. Los codirectores fueron del sitio a la persona, un jefe de aduanas francés llamado Albert Le Lay.

La vida de Le Lay, un tipo normal, jefe de aduanas francés de la estación de Canfranc en el periodo 1941-1943, se desgrana para retratar a un héroe que no se sintió un ser extraordinario ni quiso ser tratado como tal. Miembro de la resistencia francesa, fue espía para los aliados, jugando un importante papel en un punto neurálgico de la Segunda Guerra Mundial.

Los realizadores, Priede y Blanco, experimentados profesionales de TVE, han contado con un buen guión que mezcla voces y visiones con unos recursos variados (entrevistas, un ficcionado relato en primera persona de Le Lay-le pone voz hermosa el veterano Claudio Rodríguez, material de archivo, algo de figuración). El tratamiento es inteligente y ameno, hay un expreso deseo de dejar hablar a algunos de los protagonistas ya muy ancianos, a sus hijos, a sus nietos.

Y el resultado final es bueno, con una expresiva fotografía y un montaje rítmico, punteado con una música inteligente y buenas mezclas de sonido. Ciertamente, el acercamiento a la figura de Le Lay tiene limitaciones perceptibles, quizás porque la familia ha querido respetar el pudor de un personaje que no quiso serlo. Intuyo que en sus motivaciones, en el hondón de su ser, hay cosas que no se cuentan.

La estrategia de estrenar en unas cuantas salas y luego distribuir la película a través de la plataforma de TV de Telefónica y de otras televisiones es hábil. La suma de patrocinios que han hecho posible la inteligente producción del documental es animante.Hay que adaptarse a los tiempos y buscar modelos de negocio para productos valiosos como El Rey de Canfranc, y eso pasa por encontrar las ventanas de explotación.

La película se estrená escalonadamente, de entrada, en Francia y en España, con más copias allí que acá. No me extrañaría que ganase el Goya al mejor documental, como ya lo hizo en 2009 Edmon Roch con la notable Garbo, el espía.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Alberto M. Soria
  • Montaje: Manuel Priede
  • Música: Víctor Polo
  • Duración: 67 min.
  • Público adecuado: +12 años

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