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El último bailarín de Mao

Un film que decae, la historia se vuelve insustancial, el guión se complica con vueltas y revuel­tas incoherentes dignas de un culebrón de sobremesa, y con unas interpretaciones artificiosas

El último bailarín de Mao (Bruce Beresford, 2009)

El último bailarín de Mao: De puntillas… y perdió pie

El último bailarín de Mao: El último bailarín de Mao: Recreación elemental de la vida de un bailarín chino, adaptación de su autobiografía.

El director australiano Bruce Beresford (Pa­seando a Miss Daisy, Doble traición) recrea la vida de Li Cunxin, un famoso bailarín chi­no que fue reclutado a los once años pa­ra for­mar parte de la compañía de ballet de la Chi­na post maoísta. El propio Cunxin, que tie­ne en la actualidad 49 años, escribió su au­tobiogra­fía.

En 1979, un viaje a Houston como becado por la Compañía de Danza de esa ciudad de Te­xas, como fruto de un intercambio cul­tural, le dará la oportunidad de comprobar el ta­lento que lleva dentro y que hay un pú­bli­co que sabe valorar su arte. La tentación es grande al sentirse valorado, conocer a una chica y contar con el apoyo del direc­tor ar­tístico de la compañía, que le aloja en su casa. El dilema inevitable se presenta cuan­do la estancia toca a su fin: volver a Chi­na o quedarse.

El último bailarín de Mao (Bruce Beresford, 2009)

La película arranca bien. Los flashback sir­ven para realzar el contraste social y cultu­ral entre América y China. Hay un buen tra­bajo de ambientación en los dos escenarios, con la siempre poderosa presencia de la actriz Joan Chen.

La pena es que, planteado el asunto, la his­toria se instala en un discurso elemental, tanto que la sensación de subrayado esco­lar se apodera de la película con unas do­sis de maniqueísmo tremendas.

Hasta aproximadamente la mitad del metra­je la historia de aprendizaje funciona: más o menos conmovedora, formalmente bien cons­truida y, sobre todo, con un desplie­gue de bailarines estupendos. Luego el film decae, la historia se vuelve insustancial, el guión se complica con vueltas y revuel­tas incoherentes dignas de un culebrón de sobremesa, y con unas interpretaciones artificiosas. Cierto es que el propio baila­rín está contando su historia y no quiere ha­cer más sangre de la necesaria, pero hay que rendirse a la evidencia de que el guión de­ja mucho que desear.

¿El resultado final? La decepción de haber desaprovechado una historia que contaba con elementos muy interesantes y con un protagonista que es el primer bailarín en el Bir­min­gham Royal Ballet. ¿Serán suficien­tes el ballet y la música para redimir lo de­más?

Ficha Técnica

  • Fotografía: Peter James
  • Montaje: Mark Warner
  • Música: Christopher Gordon
  • País: Australia
  • Duración: 117 m.
  • Público adecuado: +16 años (temática)
  • Distribuidora: A Contracorriente Films
  • Estreno: 17.12.2010

MAO’S LAST DANCER, 2009

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