El último exorcismo

El último exorcismo: ¿Dónde está el diablo?

Cotton Marcos, predicador y exorcista a punto de jubilarse, decide llevar a un equipo de cine para grabar su último trabajo y mostrar los entresijos de su labor. Cuenta a las cámaras que él no tiene fe, que se hizo predicador porque su padre lo era. Él explica que entiende que su misión consiste en ayudar a gente que sí cree, dar un buen espectáculo y fingir que ha derrotado al diablo. Muestra cómo trabaja y las herramientas de su función y parte alegremente a realizar El último exorcismo: una joven granjera llamada Nell que al quedarse dormida se transforma y hace cosas terribles. Después de una actuación rutinaria, aparentemente satisfactoria, el caso se complica.

Tercera película de exorcismos que llega este año a la pantalla grande, de un equipo experto en falsos documentales, lo que es original. El falso documental es un envoltorio que sirve a cualquier género, puede ser muy divertido, suele ser muy crítico. Dar apariencia de verdad y cercanía al tema de las posesiones, partiendo de un narrador que es predicador, exorcista y descreído ofrece unas posibilidades extraordinarias; tengo para mí que los dos guionistas no ven con demasiada simpatía las creencias de sus compatriotas de Luisiana, al menos las que muestran en pantalla, pero son muy hábiles al desarrollar el conflicto de Cotton Marcos, que quiere ayudar, se ve superado por los acontecimientos, y llega a cuestionar su propio escepticismo ante lo que ve.

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Hay que descubrirse ante los desconocidos Patrick Fabian (Cotton Marcos) y Ashley Bell (Nell) por su gran trabajo, y ante el realizador Daniel Stamm en su segunda película -la primera, A Necessary Death, fue también un falso documental- por la naturalidad y sobriedad que ha llevado en todo momento, eficaz y convincente.

Pero los últimos siete minutos presentan un desenlace chapucero, indigno del resto de la película, tal vez pretendía aportar su granito de arena al género de terror, pero no resuelve nada, simplemente termina de criticar la religión o las prácticas religiosas y sus ministros.

▲ Una película original en un género que no lo es.

▼ El giro de guión final es una chapuza.